Un minino de ventas

No es por hacer leña del árbol caído, pero me he reído tanto que lo tengo que compartir con vosotros. El otro día hablaba de las impresentables «nuevas editoriales» que quieren colgar vuestros libros en plataformas digitales y llevarse una comisión, por si suena la flauta de que sois el próximo boom pseudoautoeditado. Pero ¿qué editor edita sin saber poner ni las tildes?

Hoy me he encontrado otro ejemplo más divertido todavía: Ediciones PuraTinta.

Tan descuidados son en su edición que ni siquiera han quitado el nombre de la otra nueva editorial a la que han copiado los contenidos: Ediciones SeiMas (deben de ser primas hermanas… o los de PuraTinta tienen mucho morro). Algunos de los errores de la web de PuraTinta ya vienen de SeiMas, por ejemplo mi favorito, el minino de ventas. ¡Miau!

Esta metedura de pata tiene gracia, pero otras claman al cielo: «Ediciones PuraTINTA, tiene como objetivo sacar a la luz artistas del mundo literario el cual no han tenido la oportunidad de enseñar su soltura con la pluma.» La frase es pedante y parece anunciar drag-queens en vez de editores, pero aparte de eso… ¡Concordancia, por favor! Y esa coma entre el sujeto y el verbo… Escalofríos me dan. Si queréis hacemos un concurso a ver quién encuentra más errores en una sola frase. ¡Tiempo!

Resumiendo: está bien que mováis vuestros textos, pero tened mucho cuidado en manos de quién los dejáis…

Publicar para Kindle

Portada de La ReformaLa tienda de libros electrónicos por excelencia es hoy día y a nivel mundial Amazon. Su lector Kindle es el más vendido, el que más se ve en buses, trenes, aviones y playas, también el que dispone de la biblioteca más grande y las cifras de venta más suculentas, y en todo ello está a gran distancia de sus competidores. Sin duda, es una opción más que tentadora para autopublicarse. Por si fuera poco, tus lectores ni siquiera necesitan poseer un Kindle para acceder a tus obras ya que existen aplicaciones gratuitas que permiten leer formatos Kindle en ordenadores Windows y Mac, dispositivos Android, teléfonos iPhone y tabletas iPad (Amazon.com ofrece además aplicaciones para Windows Phone 7 y BlackBerry).

Hace unos meses logré publicar La Reforma Incompleta en las tiendas Amazon de Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, así, por separado, porque hasta ahora, la tienda con la que tuvieras asociado tu lector Kindle limitaba la variedad de títulos disponible, y yo quería que mi título estuviera disponible en todas partes. Sin embargo, lo primero que he aprendido mientras preparaba este artículo es que esas barreras han desaparecido. Pretendía subir la misma obra a la nueva tienda Kindle de Amazon.es, para iros contando el proceso, pero veo que ya está disponible. ¡Aquí las cosas son más fáciles que en la iBookstore de Apple! Vamos enconces a subir algo nuevo, ¡mi primera autopublicación, una novela inédita! Se titula La vida pese a todo. Lo hago solo por vosotros, ¿eh?

Por supuesto, lo primero es estar registrado en Amazon. Con ese nombre de usuario podemos entrar en Kindle Direct Publishing (disponible en español, al parecer, desde hace tan solo una semana). La primera vez tendremos que registrar nuestros datos personales. Ya pasé por este proceso hace tiempo así que no recuerdo los detalles, pero no debió de ser muy complicado.

Lo más importante es introducir los datos de cobro para recibir nuestros royalties. Podemos elegir el pago mediante cheque o transferencia bancaria, lo cual se hace por separado para cada tienda. Amazon.com solo realiza transferencias a bancos en Estados Unidos, así que la mayoría de nosotros tendremos que elegir el pago por cheque. Para el resto de tiendas (UK, DE, ES, FR, IT) podemos introducir el código internacional de nuestra cuenta bancaria (IBAN + BIC) para recibir los ingresos en transferencias mínimas de 10 euros.

Por fin, podemos pinchar en «Biblioteca», donde podremos comenzar nuestras publicaciones. Pinchamos en «Añadir un nuevo título» y se nos pedirán todos sus datos: título, descripción (sinopsis, premios recibidos o cualquier otra información de interés para el comprador), idioma, categorías y etiquetas (tags). Además, por supuesto, tendremos que subir nuestro libro y, si la tenemos, nuestra portada. El libro debe estar en formato DOC de Word, sin paginación, encabezados o pies de página, pero somos libres de usar centrado, cursivas, negrita, etc. Un botón te permitirá previsualizar cómo se verá tu texto en un Kindle. Asegúrate de que no haya saltos de línea extraños u otros problemas de formato. Aun así, no te preocupes demasiado por que todo quede perfecto porque, si más tarde no te convence cómo queda algo en la web, siempre puedes volver a tu Biblioteca a cambiarlo.

Donde Apple nos requería un sinfín de parafernalia legal, Amazon simplifica tanto el proceso que hasta el ISBN es opcional. Para quien quiera saber más, os prepararé un entrada sobre el ISBN, aunque ya adelanto que no lo veo necesario para publicar en Amazon.

También hay una opción llamada KDP Select. Si decides unir tu obra a este programa de préstamo, te comprometes a ofrecerla en exclusiva para Kindle durante 90 días. A cambio, tu título entrará a formar parte de una biblioteca de préstamo de la que nunca había oído hablar (esto habrá que investigarlo) y podrás promocionarlo gratuitamente durante 5 de esos 90 días (esto habrá que probarlo). Doy de alta en el programa KDP Select tanto La vida pese a todo como los textos inglés y español de La Reforma. Si pasa algo interesante, ya os contaré.

Le damos a «Guardar y continuar». En la segunda página elegimos en qué lugares del mundo ofrecer nuestra obra. Si tienes contratos con agentes o editoriales para distribución en tal o cual país, tendrás que excluir esas regiones de tu selección. De lo contrario podemos directamente autoeditarnos en «todo el mundo». ¿A que suena genial?

A continuación, fijamos los precios. Esto tiene truco. Amazon quiere garantizarse un ingreso mínimo por venta. Así, no permiten un precio inferior a 0,99 $ (no podemos regalar nuestras obras, aunque creo que podemos hacerlo durante esos 5 días mediante el programa KDP Select). Entre 0,99 y 2,98 $, te ofrecen un 35% de los royalties. Es solo a partir de 2,99 $ cuando Amazon te ofrece el afamado 70% del precio de venta. Al precio que tú decidas se sumarán los impuestos correspondientes a cada territorio (en el caso de Europa, el IVA de cada país).

Por último puedes elegir si tu libro estará disponible para préstamo, aunque me temo que es indiferente porque no creo que haya muchos propietarios de un Kindle que estén usando esta opción, ya que es relativamente nueva. Amazon la implantó para quitarse el sambenito de que los libros digitales deben costar menos porque no se pueden prestar. Pues ya sí. Si tú quieres.

¡Y se acabó! No sé para qué os he acompañado durante todo el proceso cuando es sencillísimo y, lo mejor, está todo en castellano. Pinchamos en «Guardar y publicar» y listo. Eso sí, hay que esperar un poco. El libro queda «en revisión». En mi experiencia, tardan un par de días, y en efecto, ya tenéis en todas las tiendas Amazon La vida pese a  todo. ¡Espero que os guste!

Publicar en iBookStore, misión imposible

Llevo unas horas peleándome con la iBookStore a ver si consigo publicar algo. Leo los requisitos en varios blogs: se necesita solicitar un ISBN, convertir el texto al formato ePub y subirlo a la Apple Store. Los primeros dos pasos parecen factibles. Del ISBN hablaré estos días, aunque os dejo caer ya que el proceso, que venía siendo gratuito, empezará a cobrarse a partir de este mes de diciembre. Convertir un documento a ePub es fácil con el programa Calibre, disponible para la mayoría de plataformas. Pero la Apple Store se me resiste. Si alguien ha tenido éxito, que nos cuente su experiencia, pero aquí va mi desalentadora historia.

Primero necesito una Apple ID: ningún problema, es como registrarse en cualquier página web.

Luego necesito entrar a iTunes Connect, que es donde, al parecer, se esconde la herramienta para subir tus libros a la tienda de Apple (herramienta solo disponible para Mac, dicho sea de paso). Primer problema: para registrarme en iTunes Connect me exigen un U.S. Tax ID expedido por la IRS (Internal Revenue Service, o sea, Hacienda), lo que sería el equivalente estadounidense a un Código de Identificación Fiscal (CIF). En teoría, lo puede solicitar cualquiera. En la práctica, no encuentro manera.

Investigo. La web de la IRS ofrece la solicitud online de un EIN (Employer Identification Number), pero no para extranjeros, porque requiere Social Security Number (SSN, número de la seguridad social) o un Individual Taxpayer Identification Number (ITIN, algo así como «código de contribuyente»). El primero no parece que se pueda conseguir sin trabajar en Estados Unidos, y el segundo parece que sí se puede solicitar desde el extranjero, pero no online.

¿Me vais siguiendo? Porque yo, a estas alturas, ya me he rendido. Después del despliegue mediático que a principios de octubre nos prometía que la iBook Store de Apple abría sus puertas a los autores independientes en España, esta experiencia es, no ya un jarro, es una palangana entera de agua fría.

El reducido catálogo, que tan mala fama le ha dado, al fin tiene explicación

¡Ah, pero hay agregadores de contenidos! Son empresas que hacen el papeleo por ti, suben tu libro a multitud de tiendas y se quedan una pequeña comisión. Apple ofrece dos, vamos a probarlos. Visito la web del primero y solo encuentro un formulario que parece destinado a editores más que a autores. Lo relleno a ver qué pasa. Veinticuatro horas después no he recibido ni un triste acuse de recibo. Ya os avisaré si hay novedades. (Actualización: en efecto a los pocos días recibo una denegación de mi solicitud, que explica que solo sirven a editoriales).

La segunda web incluye un sucinto resumen de sus funciones y exige que les envíes tu obra en ePub junto con tus datos si quieres recibir más información. Quizá sea un poco abusar, pero imagino que así filtran a los curiosos y se quedan solo con gente que realmente tiene algo escrito. Convierto La Reforma Incompleta a ePub (como ya está publicada, me da menos reparo mandarla a desconocidos) y me registro. Recibo un email:

Dear Álex Hernández-Puertas,
Thank you for your request. We will contact you as soon as it is processed.
Best regards

Exactamente dos horas después, recibo otro email:

Dear Álex Hernández-Puertas,
We are sorry, but we cannot process your request now.
Best regards

¿Y esto qué significa? ¿Que el formato del ePub era incorrecto? ¿Que no les gusta mi libro? ¿Que les caigo mal? ¿Que el sistema se ha caído? ¿Que solo quieren editoriales y pasan de autores que quieren autoeditarse? Los agregadores también me han fallado. Me rindo. Que publique otro. No queda esperanza. La Humanidad tira sus iPads al mar. El sol se pone en el horizonte.

Y ahora, ¿qué hago con mi novela?

Si alguien no sabe qué regalarme esta navidad, ahí va una idea.

Ya tenemos una novela escrita. ¡Enhorabuena!

Ahora, ¿qué hacemos con ella?

Revisarla, sí, claro… pero ¿y después?

Ya hemos hablado muchas veces de certámenes, editoriales, agentes y otras formas de darse a conocer. Esta vez vamos a echar juntos un vistazo a cómo está el mundillo de la publicación en digital.

Autoedición

Lógicamente las primeras plataformas que vienen a la cabeza son Amazon con su Kindle Store y Apple con la iBookStore. A la primera ya me enfrenté, y a la segunda pienso enfrentarme estos días. De ambas experiencias espero hablaros con mayor profundidad en los próximos días, pero os dejo con un adelanto: en Amazon es posible, en iTunes, no lo parece.

Sellos digitales

La gran novedad es el salto cuantitativo y cualitativo que parecen estar teniendo las editoriales o los sellos exclusivamente digitales. Planeta ha lanzado dos sellos temáticos destinados expresamente a publicar autores noveles en formato digital. Se llaman Zafiro (novela romántica) y Scyla (fantasía, ciencia ficción y terror), y en su área «Conócenos» podrás leer las condiciones para la realización de envíos. Ediciones B da un paso parecido con B de Books, pero por desgracia no ofrecen en su web ningún método de contacto para nuevos autores (al  menos de momento).

Lo importante es que el mercado se mueve, y por fin las editoriales empiezan a hacer frente al gran escollo que ha sufrido la literatura en digital desde su inicio:

Esta chica se autoeditó en Amazon y ya pasa del millón de copias vendidas

Los precios

Venía siendo habitual que el libro descargado resultase más caro que el impreso (sobre todo cuando el título en cuestión ya se había editado en bolsillo). Aunque a veces es preferible la edición electrónica (sobre todo por la comodidad para leer novelas de gran volumen en el bus o para llevarse varios libros de viaje), en el fondo los lectores no podemos evitar sentir que estamos recibiendo menos por más, sobre todo tras haber pagado ya un buen pico por el dispositivo lector.

Al fin, los precios en España y en el mundo parecen estar bajando. La última novela de Javier Marías cuesta en Amazon.es 18,52 € en formato impreso y 12,34 € en formato digital, un ahorro del 33%. La ley española del precio fijo se aplica para cada edición por separado, y así, del mismo modo que un título cuesta más en pasta dura que en pasta blanda, también es legal fijar un precio diferente para la edición electrónica. Ya era hora de que se hiciera. Planetadelibros parece tener siempre un precio inferior en sus ePub que en sus ediciones de bolsillo. Los nuevos sellos exclusivamente digitales van más allá: B de Books se ha fijado un techo de 9,99 euros para sus ediciones; en Zafiro y Scyla los precios oscilan entre 0,99 y 4,99 euros.

¿Va esto en beneficio o en detrimento de los nuevos autores? ¿Conocerá tu novela el éxito que conoció Amanda Hocking o será malvendida, impidiendo quizá su distribución por cauces convencionales más rentables? Es pronto para saberlo, pero las posibilidades… ahí están. ¿Las exploramos?

Se anuncia un nuevo Kindle

Aunque no estrictamente relacionada con el acto creativo, desde el Taller seguimos muy de cerca la evolución del mercado del libro electrónico por lo que supone, por una parte, de herramienta para el aprendizaje, y por otra, de oportunidades de publicación que se puedan ir abriendo.

En esta ocasión es Amazon quien presenta novedades, con una nueva generación (la tercera) de su lector Kindle, que estará disponible a partir del 27 de agosto. Su característica más destacable quizá sea la caída de precio, con el modelo básico a tan sólo 139 $ (unos 106 €) y el 3G a 189 $ (145 €), algo impensable hace pocos meses y que va haciendo más accesible esta tecnología a cada vez más personas.

El resto de novedades son poco reseñables (las típicas mejoras de contraste, velocidad, etc.) con dos excepciones que sí llaman nuestra atención.

La primera, la inclusión (con carácter experimental) de un navegador de internet. Ante esta característica tan prometedora nos mostramos, sin embargo, muy escépticos, ya que con la velocidad de refresco tan lenta que caracteriza a la tinta electrónica la navegación se nos antoja un suplicio.

La otra novedad interesante es el soporte mejorado de PDF, incluyendo (según entendemos de la ficha técnica) la opción de lectura apaisada. Si lo han hecho bien, quizá esto permita por fin que podamos leer PDFs pensados para A4 con el Kindle apaisado y deslizamiento vertical (sin necesidad de invertir los casi 300 euros que cuesta su hermano mayor, el Kindle DX). Esto, como ya hemos mencionado en alguna ocasión, es muy útil para leer guiones (raramente impresos pero fácilmente disponibles en PDF), lo que supone una fuente de recursos inagotable para guionistas en busca de material de trabajo e investigación.

Amazon vende 180 libros digitales por cada 100 en papel

La cifra es abrumadora y se corresponde con el mes de junio pasado, según informa el diario ABC. El dato nos coge a todos por sorpresa y da pie a especular qué ha podido generar un crecimiento semejante.

El consumo podría verse incentivado por: los precios generalmente algo inferiores; la ausencia de gastos de envío; el deseo compulsivo de los nuevos poseedores de aparatos lectores de llenar sus bibliotecas; la inmediatez de la compra online como pasatiempo en sí misma; o incluso que se hayan contabilizado, seguramente, las «compras» de libros gratuitos (clásicos cuyos derechos de autor han expirado).

Cabría preguntarse si el número de compras equivale al número de lecturas. ¿Se verán esas cifras reflejadas, por ejemplo, en los vagones de metro por la mañana? Habrá que esperar un poco más para saberlo…

Una predicción

Esto que voy a contar no viene a cuento de nada, simplemente se me ha ocurrido y quería compartirlo.

El mundo gira cada vez más deprisa. No tenemos tiempo para nada. Incluso modas o aficiones tan relativamente jóvenes como los juegos de rol (de mesa, no hablo de videojuegos aquí) o, más joven todavía, los blogs están siendo sustituidas por versiones rápidas. Los másters no tienen tiempo de prepararse las partidas así que abandonamos el rol en favor de los juegos de tablero, y nadie tiene tiempo de escribir (mucho menos de leer) entradas largas en blogs (prometo ser breve) así que pasamos al Twitter, el Facebook y otras formas de micro-blogging.

Por ahora, la novela sobrevive como una afición que se toma su tiempo. Pero atención: llegan los e-books. Muchos seguimos aferrándonos al papel, pero para quien haga la transición, ¿el tamaño dejará de importar?

Desde aquí vaticino el retorno del relato corto, el fin de la hegemonía de la novela.

Podremos comprar relatos sueltos a precios irrisorios, leerlos en cualquier pausa y pasar a otra cosa. Será el Youtube de la literatura.

¿Qué opináis?