Que no os despiste el título. Aunque ayer hablábamos de empatía, hoy no voy a hablar del extremo opuesto, la curiosidad. Hoy voy a hablar de excéntricos del mundo real que no tienen nada que ver con un taller literario pero sí con los libros. Y nos echamos unas risas, leche, que es verano (por lo menos en este hemisferio desde el que es os escribo, si es que se le puede llamar verano a esa cosa que hace fuera de mi ventana alemana).
Al ajo: en eBay se subasta el retrete de J. D. Salinger. Que en paz descanse. Que sí, mujer, que no me lo he inventado; lo he leído en Papelenblanco que es un blog muy serio. Atención maniáticos de la higiene porque la puja está pensada para auténticos mitómanos, por lo que el artículo viene «sin limpiar». Vamos, que si tienes un millón de dólares y no sabes qué hacer con él, puedes donarlo al taller o casi literalmente tirarlo, coma, por el retrete. Lo que veas más práctico.
Pero mientras tú piensas qué hacer con tu dinero, otros ya han decidido lo que hacer con sus libros. Aunque eso casi mejor os lo cuento mañana, que me da la risa.
Y tú, ¿qué fetiches conservas de tus autores favoritos? Yo lo más raro que recuerdo haber hecho fue tras la muerte de Frank McCourt, a quien yo por aquel entonces no había leído. Mi compañero me informó del fallecimiento en cuanto se produjo la noticia y dijo que siempre había querido leer Las Cenizas de Ángela, así que entré en Amazon y dio la casualidad de que había una copia autografiada disponible. Antes de que se revalorizase, la compré inmediatamente. Se la regalé y nos encantó a los dos, por cierto. Pero más allá de libros autografiados, creo que no tengo ninguna rareza. ¿Y tú?