Seudónimos

Seguimos con las consultas pendientes. Hoy, una pregunta realizada por Anita en un comentario a esta entrada. Dice así:

Se me ha ocurrido una pregunta relacionada con el estilo. En el caso de los autores que escriben simultáneamente con su nombre y con pseudónimo… ¿cómo lo hacen? ¿Su estilo es único y reconocible o lo cambian conscientemente?

Se me ocurre el ejemplo de Juan Eslava Galán, que su línea histórica (creo) la escribe bajo el nombre de Nicolás Wilcox. Seguro que hay muchos ejemplos más. Anne Rice antes de su saga de vampiros escribió nosequé con otro nombre y se dice que detrás de la autora erótica Sylvain Reynard hay un autor (o autora) de best seller que ni imaginamos.

Supongo que influye si el pseudónimo es secreto o si es de dominio público como el de Juan Eslava Galán, pero, ¿cómo crees que puede resolverse este problema normalmente?

¡Interesante cuestión! ¿Qué creéis vosotros?

Los ejemplos que has puesto son muy significativos: ¡son autores que utilizan nombres distintos solo cuando se embarcan en proyectos distintos a su línea habitual! Esto es especialmente común en el género erótico, considerados por muchos «menor» o «inferior», y que muchos autores prefieren mantener separado de su obra «para todos los públicos».

No todos hacen estas divisiones. Me viene a la cabeza Jordi Serra i Fabra, que tan pronto publica un ensayo científico como la biografía de una estrella del rock y cuyas obras de ficción saltan del realismo adolescente a la ciencia ficción. Pero muchos son los que prefieren mantener separadas sus diversas facetas literarias bajo nombres independientes, para no confundir a su público fiel.

Y aquí está el quid de la cuestión: no necesitan cambiar de estilo. Precisamente porque tratan temas tan distintos en unos libros y en otros, no serán muchos los lectores que accedan a ambas obras y, para aquellos que lo hagan, será difícil identificar las semejanzas si no saben de antemano que los dos textos provienen de la misma mano. ¡Justo de esto trataba la última sesión del podcast! En el momento en que un autor centra su atención en unos temas o en otros, distintos aspectos de su personalidad se van a ver reflejados en el texto, y eso es, al fin y al cabo, lo que define tu estilo: tu personalidad, tú mismo.

Otra cuestión sería que el autor quiera voluntariamente experimentar con distintas voces, probar bajo un pseudónimo lo que no se atreve a hacer bajo su nombre real, marcar las diferencias artificialmente para demostrarse a sí mismo que puede dominar diversos estilos… Pero para todo esto no hace falta un seudónimo: solo hace falta proponérselo.

Os paso a vosotros, queridos lectores, la última pregunta de Anita:

¿Sabes de algún otro caso interesante?

Consultas vetustas

Durante varios años me comprometí a responder a todas las consultas que iban llegando, ya fuera en este blog o a través del podcast, y por eso, incluso cuando he tenido el taller abandonado, he mantenido a buen recaudo las consultas pendientes de responder. ¡Las más antiguas de ellas llevan ya casi dos años esperando! Pero como dijo el árabe loco:

Que no está muerto lo que eternamente puede dormir
y en tiempos extraños aun la muerte puede morir.

O lo que viene a ser lo mismo: ¡despierto de mi letargo para contestar a vuestras consultas! Es probable que muchas hayan perdido ya su relevancia para quien las planteó, pero espero que sigan siendo útiles para otros, o mejor aún, que den pie a debate.

Becas de creación: José Magali me preguntaba si conozco becas de creación como las que ofrece la Fundación Antonio Gala. La verdad es que no conozco ninguna otra y me pregunto si sobrevivirán muchas, con los recortes en materias culturales que hemos tenido estos años… Os animo a que compartáis en los comentarios las que podáis conocer.

Escuelas de escritura creativa: Rodrigo Azcárraga planeaba trasladarse de México a España y se preguntaba dónde se ofrecen los mejores cursos de creación. Yo mismo llevo ya unos años fuera de España, pero quizá vosotros podáis compartir vuestras experiencias y opiniones. ¿Y tú, Rodrigo? ¿Cruzaste el charco al final?

Leer vuestros textos: Sois varios quienes me habéis enviado vuestros textos (completos o incompletos) para que os diera mi opinión, pero ya dije cuando empecé este taller que eso quedaba fuera de mis posibilidades. Aun así, quiero agradecer la confianza que habéis mostrado al enviármelos: Sebastián León Vera, Eleazar Peña Cervantes, Miguel Ángel Navarro, Pablo Santillán, Elmer D. Escoto R., Víctor Hugo Miaz Serrano, Fernando Salmerón… Os invito a publicar en los comentarios enlaces a vuestros textos, para que otros seguidores del blog puedan leerlos y quizá comentarlos con vosotros (pero, por favor, no incluyáis relatos completos en los comentarios).

Publicar en Amazon: El mismo Miguel Ángel  que comparte arriba su novela (publicada en Bubok) me preguntaba cómo publicarla en Amazon. Ya describí el proceso en esta entrada del blog. Aunque ya tiene unos añitos, sigue siendo correcta en la mayoría de los datos. Si no me equivoco, ahora ha desaparecido el minimo de 10 euros para realizar pagos (Amazon te embolsará periódicamente lo que hayas ganado aunque no alcance esa cantidad). Y también merece la pena comentar que he ingresado más mediante la participación en el programa de préstamos KDP Select que mediante la venta directa de las obras (aunque en ambos casos, he de admitir, las cantidades han sido muy reducidas).

Software: Miguel Ángel menciona también una herramienta de escritura que yo no conocía, llamada yWriter. ¿Por qué no nos cuentas algo de ella? Hace tiempo hice una vaga promesa de revisar en algún momento los distintos programas de escritura disponibles en el mercado, pero tengo que admitir que no he seguido investigando el tema. ¿Alguien se anima a compartir sus experiencias?

La Sirena: ¡Bradbury vuelve! Su relato jugó un papel significativo en los inicios de este taller (incluso dio pie a un tema de electrónica ambient) y todavía llegan consultas relativas a él. Como propuse en la sesión 3, Miguel Gordillo me envía su análisis de la estructura del relato, pero espero que escuchar la sesión 4 haya resuelto cualquier duda pendiente (y de no ser así: ¡comentario al canto!). Sergio Oliva quedó fascinado por la luz «roja, blanca, roja, blanca…» que aparece en dos ocasiones, y me pregunta qué puedo decir sobre ese recurso. La pregunta es vaga, pero creo que queda respondida en la sesión 8 del podcast: percibimos el mundo a través de los sentidos. Hablábamos allí de evitar los conceptos abstractos y usar preferentemente verbos que representen acciones físicas, y nombre y adjetivos relativos a cualquiera de los cinco sentidos. A veces, las palabras más sencillas son las más evocadoras, como los son en este caso los colores.

Foro: Josué, desde el sur de Europa (y antiguo compañero de escenarios, si mi intuición no me engaña), me animaba a continuar el podcast (¡no prometo nada! ;-). Carlos Salinas también pide más. Julián me preguntaba si el foro va a volver a activarse en algún momento. La verdad es que no lo veo factible, entre los problemas de spam que tuvimos entonces y lo parados que están el blog y el podcast. ¿Utilizáis vosotros algún otro foro? ¿A qué fuentes habéis estado recurriendo desde que desaparecí? ¿Creéis que deberíamos crear algún otro punto de encuentro como pueda ser, por ejemplo, un grupo de Facebook? ¡Se aceptan sugerencias!

Me quedan pendientes algunas consultas un poco más extensas: de Alma desde Estados Unidos, Eduardo de Santo Domingo, Gisela de México, Silvana de Argentina, Anita desde su casa y la más reciente de Joanita. ¡Espero irlas contestando en los próximos días, y espero también que no se me haya olvidado nadie!

Desventuras de una autora autoeditada

Os recomiendo dedicarle unos minutos a leer este enlace:

http://mercedespinto.wordpress.com/2014/04/12/captados-en-amazon-esclavos-de-la-pluma/

Aporta un punto de vista interesante al tan manido tema de la autoedición y la búsqueda de editorial.

Laberintos

El poeta Jacques Roubaud afirma que un poeta es una rata que construye su propio laberinto para luego intentar hallar la salida. Mucho me temo que a menudo los poetas no construyen laberinto alguno. Construyen pasillos con las entradas y salidas bien señaladas, cruzan sus puertas lo más deprisa posible y suponen que así han conseguido algo. Mi consejo es: «Piérdete». Construye un laberinto auténtico, un poema cuyo camino no esté claro. Tienes que estar dispuesto a vagar él, aun a riesgo de encontrarte al Minotauro. Así al menos, si fracasas, el estudioso que encuentre tus huesos se podrá preguntar «¿Murió de inanición o fue devorado?».

D.A. Powell, (Mis)Adventures in Poetry”, The Writer’s Notebook: Craft Essays

El gran cuaderno

Ágota Kristóf escribió en 1986 «Le Grand Cahier» (El gran cuaderno), una novela que, curiosamente, contiene entre sus páginas una descripción de su propio estilo.

La novela está ambientada en una guerra sin nombre y cuenta la historia de dos hermanos gemelos cuya madre los manda a vivir con su abuela para alejarlos del peligro. Los hermanos tienen que adaptarse a una vida más dura de lo acostumbrado, pero demuestran iniciativa adquiriendo un cuaderno y lápices y enseñándose a sí mismos ortografía, artimética y, lo que nos interesa a nosotros, redacción. Escriben sobre sus experiencias (las tareas del campo, el militar que ocupa una de las habitaciones…) y se corrigen el uno al otro.

Para decidir si está Bien o Mal usamos una regla muy simple: la redacción tiene que ser cierta. Debemos describir lo que hay, lo que vemos, lo que oímos, lo que hacemos.

Por ejemplo, está prohibido escribir «Abuela es como una bruja»; pero podemos escribir «La gente llama a Abuela «la Bruja»«.

Está prohibido escribir «El Pueblo es bonito», porque El Pueblo puede ser bonito para nosotros y feo para otra persona.

Del mismo modo, si escribimos «El ordenanza es amable» no estamos escribiendo una verdad, porque el ordenanza podría ser capaz de cosas terribles de las que nosotros nada sabemos. Por eso escribimos simplemente «El ordenanza nos ha dado mantas».

Escribimos «Comemos muchas nueces» y no «Adoramos las nueces», porque la palabra «adorar» no es fiable, carece de precisión y objetividad. «Adorar las nueces» y «adorar a Madre» no significan lo mismo. La primera expresión designa un sabor agradable en la boca, la segunda, un sentimiento. Las palabras que describen sentimientos son imprecisas. Es mejor evitarlas y ceñirse a la descripción de objetos, personas y uno mismo, es decir, a la descripción fiel de los hechos.

Ágota Kristóf, «Le Grand Cahier» (El gran cuaderno)

El papel del guionista de videojuegos

Entre las muchas consultas que nunca respondo (pero tampoco olvido), una que se suele repetir es en qué consiste el guión de un videojuego. La respuesta es muy amplia: Pac-Man (el «comecocos») no tiene guión, mientras que el estudio detrás de Beyond: Two Souls (PS3) lleva meses presumiendo de su guión de 2000 páginas (frente a las 100 de un largometraje normal).

Rhianna Pratchett (sí, la hija de Terry «Mundodisco») resume bien en esta entrevista el papel variable y flexible del guionista de videojuegos.

«Los juegos funcionan de una manera muy diferente a otros medios de entretenimiento. Normalmente la mecánica de juego, el diseño de niveles y el arte se conciben primero por los desarrolladores […] Me llaman para un proyecto cuando lleva un año o dos en desarrollo, y me dan los elementos existentes para trabajar. Eso puede suponer una sinopsis y algunas biografías de personajes (como en Tomb Raider) o que el juego al completo ha sido diseñado sin una narrativa en mente (lo podemos ver en Mirror’s Edge). Mi trabajo consiste en tomar lo que hay, rellenar los huecos, coserlo todo junto y hacer que funcione con las mecánicas del juego.»

Fuente: indie-o-rama

Decoración de interiores

Estos días me he cruzado una cita atribuida a Ernest Hemingway que, a pesar del silencio reciente, no podía dejar de compartir:

“La prosa es arquitectura, no decoración de interiores.”

Fuente: LitReactor