Little Inferno

Hace mucho que no cuento nada de mis traducciones. En los últimos meses he trabajado en los siguientes títulos:

En estos momentos sigo trabajando en otra de las series más conocidas de Nintendo, pero hoy quiero presentar el primer título que he traducido íntegramente yo solito:

Este juego no es de Nintendo sino de Tomorrow Corporation, un equipo de tres personas que incluye a Kyle Gabler, creador de World of Goo, del que soy bastante fan (del juego y de Kyle).

¡Felicidades por la adquisición de tu flamante Chimenea Interactiva Little Inferno! Echa tus juguetes al fuego y juega con ellos mientras arden. Quédate en casa calentito. Ya nadie recuerda cuánto tiempo lleva nevando…

Quema leña, robots, tarjetas de crédito, pilas, peces, globos, peces globo, artefactos nucleares inestables y galaxias diminutas. Esta aventura, que tiene lugar casi íntegramente delante de una chimenea, trata en realidad de lo que hay chimenea arriba, arriba, arriba, y del mundo que se congela al otro lado del muro.

El juego ya está disponible en Steam para Windows, Mac y Linux.

También está disponible en América para Wii U a través de la Nintendo eShop (en Europa, con el lanzamiento de la consola el 30 de noviembre).

Es un gran juego y estoy muy contento con la traducción. ¡Espero que a ti también te guste y luego me cuentes qué tal! Y si algo del texto te chirría… ¡ya sabes de quién es la culpa!

¡Quédate en casa calentito!


Teaser


Trailer

Habita en tu interior una energía que se traduce en acción. Como solo va a vivir una persona como tú en toda la eternidad, la expresión de esta fuerza vital es única; y si la bloqueas, no existirá jamás en forma alguna y se perderá. El mundo se quedará sin ella. No te concierne a ti juzgar si es buena, valiosa o comparable a otras. Tu única tarea es conservarla limpia y tuya, y dejar el cauce abierto.

Martha Graham

Borrachera poética

El escritor que se preocupa más de las palabras que de la historia (personajes, acción, ambientación, atmósfera…) dificilmente podrá crear una fantasía vívida y continua. Él mismo se entorpece. En su borrachera poética, es incapaz de distinguir el carro (y lo que transporta) del caballo.
John Gardner (visto en LitReactor)

¡Vamos a por la segunda!

Como habréis visto en nuestra cabecera, se ha abierto el crowdfunding para ayudar entre todos a financiar el rodaje de la segunda temporada de Mrs. Carrington. ¡No te quedes fuera! ¡Participa y ayúdanos a darle cierre a la historia de la rica heredera!

¡Vuelve el podcast!

Ha costado, pero aquí está: la sesión 28 del taller literario. ¡Gracias por vuestra paciencia durante esta larga espera!

Con este audio cerramos el bloque dedicado a estilo. Quedan cuestiones en el tintero (siempre quedan) pero resolveremos aquellas que planteéis en vuestras consultas.

Ah, y una posdata: si, como yo, os habéis entristecido estos días al saber de la muerte de Ray Bradbury, volved a escuchar «La Sirena» o, mejor aún, sumergíos en uno de sus libros. ¡Ellos no descansan en paz!

      Ray Bradbury: La sirena

Más vivo que nunca

Hola a todos. Pensaríais que me había muerto, que os había abandonado para siempre, que el taller hasta aquí llegaba y bien está, gracias y buenas noches, apaguen la luz al salir.

No han faltado motivos para pensarlo, principalmente, que hace más de un año que no estrenamos sesión del podcast. Tampoco faltan consultas sin responder, algunas con meses de paciencia a sus espaldas. Nunca ha sido esa mi intención; simplemente, han salido así las cosas.

Todas las etapas tienen su final y yo tengo un cambio en perspectiva: pasado mañana, sábado 21 de abril, me caso. Dos semanas de luna de miel (se aceptan aportaciones ;-) y, a la vuelta, retomar proyectos.

La pregunta es: ¿seguís ahí?

¡Espero que sí! Tengo ganas de volver a veros.

Hay vida ahí fuera

Hay quien dice que escribir es su vida, su pasión, su esto y lo otro, su blablablá. Lo dicen escritores consagrados y autores aficionados.

Para otros, en cambio, ganarse la vida plantando letras una detrás de otra es una carga insufrible, y esto es algo que no se suele ver. Era el caso de Frederica Sagor Maas, fallecida hace escasas semanas a la fabulosa edad de 111 años. Guionista en Hollywood desde los tiempos del cine mudo, sus textos lanzaron la carrera de más de una estrella de la época. Ella, en cambio, solo recordaba en sus memorias «el chauvinismo, la misoginia y la discriminación a la que se vio sometida como mujer en esta industria en los años veinte», como resume el obituario que le dedica El País.

Su filmografía en IMDB recoge la mayoría de sus títulos como «sin acreditar»:

Algunos de aquellos guiones llevaban muchas horas de trabajo, pero en el momento en que los entregabas, el reconocimiento se lo llevaba otro. Y, además, te etiquetaban de conflictiva. Las opciones eran cerrar la boca o dejar la industria.

En 1950 lo hizo. Entró a trabajar como mecanógrafa en una agencia de seguros y rápidamente se labró una exitosa carrera. El País concluye:

La guionista nunca se arrepintió de su decisión y en una de sus últimas entrevistas aseguró que si pudiera echar marcha atrás volvería a dejar esta industria «sin sustancia» y se dedicaría a fregar escaleras.

Quizá sea un consuelo para aquellos de nosotros que no nos ganamos la vida escribiendo. O como dicen en las películas Disney, ten cuidado con lo que deseas.