El Curioso Caso de la Nominación al Oscar

«El Curioso Caso de Benjamin Button« (IMDB) no sólo opta al Oscar a Mejor Guión Adaptado, como ya dije, sino que opta a 13 en total. Curiosamente, parece que no soy el único en pensar que la película es un curioso coñazo. Cuidado con los spoilers de ese último enlace. Yo intentaré ponerla verde sin desvelar nada de la trama. ¿Pero que digo? ¡Si no tiene trama!

Poster The Curious Case of Benjamin Button
Poster The Curious Case of Benjamin Button

La película se vendería muy bien como un video promocional de su correspondiente departamento de efectos de maquillaje, y los y las fans de los guapísimos Brad Pitt y Cate Blanchett tienen casi tres horas para recrearse la vista (bueno, algo menos, que a ratos salen muy viejos). El problema es que la peli entera no puede sustentarse sólo con eso si en su centro hay un enorme y blanco vacío. A saber:

El personaje principal tiene un problema, sí, pero no un conflicto. Su enfermedad no parece producirle gran impresión, y apenas influencia su vida (salvo quizá hacia el principio y al final del film). Benjamin Button tampoco hace nada contra su condición, no consulta a médicos, no la investiga. El protagonista no hace nada.

Alrededor de eso se han tejido un montón de minihistorias que hacen que la película sea una sombra de «Forrest Gump«, incluidos trasfondo bélico, capitán pesquero, hazaña deportiva y emporio tontuno. No en vano ambos títulos comparten guionista (un hombre sin duda lleno de recursos). Las anécdotas a ratos entretienen y a ratos aburren, haciendo que nos preguntemos qué diablos nos importa a nosotros tal o cual secundario.

Dicho esto, me atrevo a afirmar que, fuera de la curiosidad de ver a un tío cualquiera rejuvenecer, y de ver a Brad Pitt en particular como recién salido de «Thelma & Louise», la peli tiene poco interés. No es mala, quizá, más bien es sosa. Y los porqués quedan perfectamente explicados por la ausencia de drama, de conflicto, de trama o de estructura, sin que nada realmente sólido los reemplace. Ahora que alguien me explique por qué la película gusta tanto. Porque yo no lo entiendo.

Los mejores guiones del año

La WGA, el gremio de guionistas estadounidenses (sí, sí, los de la huelga del año pasado) ha concedido (como todo el mundo en esas fechas) sus premios.
– Mejor guión original: Mi Nombre es Harvey Milk de Dustin Lance Black
– Mejor guión adaptado: Slumdog Millionaire de Simon Beaufoy
– Mejor guión para un documental: Vals con Bashir de Ari Folman

Recordemos también los Goya:
– Mejor guión original: Camino de Javier Fesser
– Mejor guión adaptado: Los Girasoles Ciegos de José Luis Cuerda y Rafael Azcona

Es curioso que ambos guiones «originales» sean biografías de personajes reales, ¿no?

Vamos con los BAFTA (British Academy of Film and Television Arts):
– Mejor guión original: Escondidos en Brujas de Martin McDonagh
– Mejor guión adaptado: Slumdog Millionaire de Simon Beaufoy

¿Queréis más? Repasemos los nominados a los Oscar de guión.

Yo ya las tengo en mi agenda, para ver si se lo han ganado, si nos pueden enseñar algo y, sobre todo, si nos hacen pasar un buen rato.

El mercado de Beluga

Contra el elitismo de los gafapasta y contra el tópico de «el cine español es una mierda», mi tocayo De la Iglesia publica un artículo en El País que es puro sentido común.

«La única manera de tener una industria más sólida es rodar. Un ejemplo: muchos dicen que nuestro problema son los guiones. Que no se nos ocurren historias que enganchen. Solución: si los guionistas trabajan, y en lugar de un guión escriben veinte, las historias mejoran. Yo conozco el sudor, el trabajo. La inspiración no existe: es un invento de los poetas, que tienen muchísimo tiempo libre. Si los técnicos mejoran, las películas mejoran. Es de cajón.»

De compras: Álex de la Iglesia en DVDGO.

Del libro al cine, un viaje peliagudo

Copio el título del artículo publicado ayer en el diario El País. Trata un tema del que ya hablamos hace tiempo en el podcast: los intríngulis de la adaptación cinematográfica de obras literarias. La profusión de ejemplos que contiene ilustra la lucha de egos que suele suponer el proceso. El artículo es realmente interesante.

Mi opinión al respecto ya la conocéis. El objetivo de la adaptación debe ser una buena película. Si para conseguirla hay que ser fiel al libro, adelante. Pero una novela no se lee en dos horas, por lo tanto no cabe entera en un largometraje. En el instante en que se empieza a adaptar, la fidelidad es imposible. Inmediatamente se aplican dos modificadores inevitables: la tijera y el formato. Y de ahí derivan infinitos reajustes.

Intentar ser fiel es presuponerle a la novela una perfección impropia de obras humanas. Intentar ser fiel a menudo acaba por conducir a una serie de clichés que restan personalidad al film resultante: voces en off que respetan la voz narradora original en detrimento de la narración cinematográfica que debiera ser fundamentalmente visual; sobreabundancia de personajes o acontecimientos, con la consiguiente superficialidad de los mismos; falta de estructura y/o ritmo, etc. Y por supuesto, subyugar la creatividad de guionistas, directores, intérpretes y otros miembros del equipo creativo a una sola voz ajena al proceso cinematográfico es la definición de la palabra castrante.

Ciertos autores parecen olvidar que la película no sustituye a la novela. No la puede traicionar, puesto que no la reemplaza. Tampoco la completa, puesto que ya está terminada. Quizá novela y película sean primas hermanas, pero los pecados de una no condenan a la otra. Cada una tiene sus propios padres, responsables de su formación. Llevan existencias independientes.

No caigamos en el error de la cabra y comparemos lo que no tiene nada que ver.

Son incontables los ejemplos de adaptaciones libres que han pasado a la historia del cine por méritos propios, tomando sus originales literarios como inspiración y no como palabra sagrada. Ahí está el «Apocalypse Now« de Coppola, que respira los aires de «El Corazón de las Tinieblas« de Conrad pero los sopla sobre otras tierras. Ridley Scott apenas debía acordarse de qué iba el «¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?« de K. Dick cuando finiquitó «Blade Runner«, a juzgar por su escaso parecido. El autor de la novela «Alguien voló sobre el nido del cuco« demandó a los productores por cambiar el punto de vista. Los fans de «El Señor de los Anillos« chillaban ante la aparición prematura de Arwen o la ausencia de Tom Bombadil. Al pensar en Hitchcock, ¿cuántos se acuerdan hoy de que «Psicosis« está basada en una novela «pulp» de Robert Bloch, o de que «La Ventana Indiscreta« , «Vértigo«, «Extraños en un Tren«, «Rebecca«… son todas adaptaciones literarias? Kubrick y Clarke escribieron juntos el guión y la novela de «2001: Una Odisea del Espacio« respectivamente, pero cada uno especializó su obra siguiendo derroteros totalmente diferentes. Estas enormes infidelidades no impiden que estos títulos se encuentren entre las mejores películas de la historia del cine. Y eso, queridos amigos, no hay escritor egocéntrico que lo discuta.

De compras:
«Apocalypse Now Redux« adapta «El Corazón de las Tinieblas« de Joseph Conrad.
«Blade Runner« adapta«¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?« de Philip K. Dick.
«Alguien voló sobre el nido del cuco« adapta la novela de Ken Kesey.
«El Señor de los Anillos« adapta las novelas (La Comunidad del Anillo, Las Dos Torres y El Retorno del Rey) de J.R.R. Tolkien.
«Psicosis» adapta la novela corta de Robert Bloch.
«La Ventana Indiscreta« adapta el relato de Cornell Woolrich.
«Vértigo (De entre los muertos)« adapta la novela de Pierre Boileau y Thomas Narcejac.
«Extraños en un Tren« adapta la novela de Patricia Highsmith.
«Rebecca« adapta la novela de Daphne Du Maurier.
«2001: Una Odisea del Espacio« se escribió paralelamente a la novela de Arthur C. Clarke.

La importancia de desechar buenas ideas

Esta vez la reflexión nace a raíz de algo que alguien dice que dijo Steve Jobs (Apple). Sea cual sea el origen, os recomiendo leer la historia completa aquí.

Para los perezosos, lo resumo. A la hora de desarrollar un producto, es fácil descartar las malas ideas. No es difícil tampoco identificar las ideas mediocres y deshacerse de ellas. Pero si se trabaja a fondo, aún quedarán sobre la mesa innumerables buenas ideas, y en esas circunstancias es fácil perder la perspectiva de que es imposible implementarlas todas. Intentarlo impedirá concentrar esfuerzos en ninguna de ellas, y el resultado será un producto lleno de buenas intenciones mediocremente ejecutadas.

Aunque esta teoría hable de empresas, trabajadores y productos, podemos aplicarla igualmente a creatividad, escritores y novelas: un exceso de ideas (por buenas que sean) impiden profundizar lo bastante en ninguna de ellas como para que el texto resulte interesante por ninguno de sus enmarañados contenidos.

Otro error típico de principiante (y en el podcast ya he hablado de unos cuantos) es intentar escribir una novela o largometraje que resuma nuestra visión del mundo, nuestras opiniones sobre política y sociedad, sobre el amor y sobre cualquier otra cosa de la que uno crea tener algo que decir. El resultado suele acabar distando mucho de ser una obra literaria, y parecerse más al monólogo etílico de quienes arreglan el mundo de madrugada desde el sofá de su casa. Tampoco hace falta ser monotemático, es bonito ser plural y el mundo es poliédrico. Precisamente por esto último, no intentemos meterlo entero en un fragmento de ficción.

Recordad que Poe recomendaba centrarnos en el efecto que pretendemos causar con nuestra historia y no desviarnos de él. Recordad lo que dice Michael Ende respecto a ocuparnos de una sola cosa cada vez. Recordad que las capas de una historia son contenido, forma y tema (o temas, pero en un plural pequeño que no pretenda abarcar todo el abanico de la experiencia humana). Recordad también lo que dijimos sobre las abstracciones, sobre percibir el mundo a través de los sentidos y que sea nuestra experiencia la que interprete lo vivido. No escribáis ensayos, no deis lecciones, pero sobre todo, no deis todas las lecciones. Elegid unas pocas buenas ideas y centraos en ellas. Vuestros lectores os lo agradecerán. El resto de las buenas ideas, las descartadas… bah, con el tiempo ya veréis si funcionan bien en alguna otra parte o si (seguramente) se os ocurren otras todavía mejores.