Carta a un joven escritor

El gran Pérez-Reverte (nos gusten sus novelas o no, es grande) ha publicado esta semana un artículo que nos viene que ni pintado.

«No te enfades con quienes no aprecien tu trabajo; tal vez tus textos sean mediocres o poco originales. Ésas también son las reglas.»

Puedes leer el artículo completo aquí. Estaremos pendientes de su continuación.

Un consejo

Evita usar abreviaturas, latinajos, etc.

Más páginas sucias

Otra colección de formas de luchar contra la página en blanco, de nuevo de manos de los Bloguionistas. ¿Qué hacéis que no estáis suscritos a su blog todavía?

Ratatouille

ParísA propósito de cómo llegar a ser escritor (el tema de nuestro último podcast), David Muñoz firma un bonito artículo que equipara la travesía de Remy (protagonista de Ratatouille, en la foto) con la de cualquier aspirante a guionista… o a cualquier cosa, añadiría yo. Os lo recomiendo.

10 reglas

Anne EnrightHace unos años impartí un taller presencial donde cada semana intentaba llevar los decálogos de la literatura escritos por distintos autores. Sí, parece un vicio de entrevistador eso de pedir a los literatos que redacten 10 consejos para nuevos autores, y de alguna forma esas colecciones de mandamientos te dan distintas visiones de la creación artística que te van ampliando el horizonte.

En este artículo del diario The Guardian me he encontrado una colección de estos decálogos, que os invito a curiosear. Y he disfrutado en particular con el de una autora llamada Anne Enright (en la foto), por la dosis de sabia ironía que contienen sus palabras.

  1. Los primeros 12 años son los peores.
  2. Para escribir un libro, lo mejor es escribir un libro. Un bolígrafo ayuda, teclear también sirve. No pares de poner palabras sobre papel.
  3. Sólo los malos escritores creen que su obra es buena.
  4. Las descripciones son difíciles. Recuerda que una descripción es una opinión sobre el mundo. Posiciónate.
  5. Escribe como quieras. La ficción está compuesta por palabras sobre un papel, la realidad se compone de otra cosa. No importa lo «real» que sea tu historia, o lo «inventada». Lo que importa es que sea necesaria.
  6. Intenta ser preciso con… las cosas.
  7. Imagina que vas a morir. Si tuvieras una enfermedad terminal, ¿acabarías ese libro? ¿Por qué no? Esa razón que disgusta a tu yo al que le quedan tres meses de vida es lo que falla en tu libro. Así que cámbialo. Deja de discutir contigo mismo. Cámbialo. ¿Lo ves? Es fácil. Y no ha tenido que morirse nadie.
  8. Todo eso también lo puedes hacer con whisky.
  9. Divértete.
  10. Recuerda: si te sientas a una mesa durante 15 o 20 años todos los días (sin contar fines de semana), eso te cambia. Te cambia y punto. Puede que no te mejor eel humor, pero te arreglará otra cosa. Te hará más libre.

PD. Si queréis conocer las razones de mi reciente silencio, las tenéis aquí.

Hormigas

Estas navidades he hecho muchas cosas, pero hoy voy a hablar sólo de una: vi «Un Perro Andaluz« (1929), de Buñuel. Por cierto: hay que verla.

En cierta secuencia, el protagonista abre la mano y de un agujero en la palma empiezan a salir hormigas.

hormigas oreja

Cincuenta y siete años después, la crítica se quita el sombrero cuando David Lynch tira una oreja en el césped y la cubre de hormigas en «Terciopelo Azul«. Lynch sabía lo que hacía. La mayoría de los espectadores, no.

Dos moralejas por el precio de una, señores:

1) No copies: recicla. Quizá no quede nada por inventar, pero quedan muchos ángulos por explorar.

2) Utiliza iconos en tus historias. No hay nada como una imagen icónica para grabarse en la mente y excitar la imaginación.

Disponer de una instalación

«Algunas mañanas, en un mundo perfecto, te levantarías, tomarías un café, terminarías de meditar y dirías: “Muy bien, hoy voy al taller a trabajar en una lámpara”. A veces se te ocurre una idea, la ves, pero para llevarla a cabo necesitas lo que yo llamo una “instalación”. Por ejemplo, tal vez necesites un taller para trabajar o pintar. O un estudio para hacer música. O una sala de ordenadores donde poder escribir. Es crucial tener una instalación así para, en cualquier momento, cuando se te ocurra una idea, disponer del lugar y las herramientas necesarias para llevarla a cabo.

«Si no dispones de un lugar así, muchas veces te llega la inspiración, la idea, pero no cuentas con las herramientas ni el lugar para darle coherencia. Y la idea se queda clavada, se encona. Con el tiempo termina por irse. No la aprovechaste, lo cual te duele en el alma.»

David Lynch
en “Atrapa el pez dorado: meditación, conciencia y creatividad”
Editorial Mondadori 2006-2008

En una palabra: busca un rincón donde escribir. Si utilizas el mismo ordenador donde lees blogs y el correo, seguramente te distraigas y se te vayan las horas en cambiar de ventana.