Freddy Astorga, nuestro protagonista de la sesión 23, vuelve a la carga con otra consulta:
Después que editas y publicas un libro, ¿puedes hacer una revisión para hacer mejoras en tus relatos (lo cual sería una segunda edición), o las segundas ediciones son solo revisiones menores?
La pregunta me recuerda a las «ediciones del director» o «versiones extendidas», tan de moda últimamente en los DVD e incluso en cines, y que en la mayoría de los casos suelen ser una pequeña estafa que te invita a pagar dos veces por lo mismo. Los cineastas cuentan con diversidad de excusas para no haber realizado la película «que ellos querían» desde el principio: presiones del estudio, limitaciones de presupuesto, plazos de entrega, etc. Un novelista no tiene estas excusas.
Las únicas segundas (y subsiguientes) ediciones revisadas que se suelen encontrar son las de obras de consulta, pero eso también tiene su explicación: al evolucionar la realidad (jurídica, tecnológica, o del tipo que sea la que se describe), el texto se actualiza para reflejar esos cambios. Este razonamiento tampoco se aplica a la ficción.
El autor es el único responsable de su texto, y por tanto, corregir lo publicado equivaldría a desacreditar su propio trabajo. Una versión revisada podría corregir problemas de edición (errores de tipografía o de numeración de páginas, por ejemplo) pero debería dejar intactos el texto y el universo. ¿Qué sentido tendría decir «en realidad las cosas no pasaron exactamente así, sino un poco más bien de esta otra manera»? Eso diría muy poco de nuestra capacidad como narrador. Aquí es donde se aprecia la importancia de un buen editor, que señalará las carencias de tu obra para asegurarse de que el texto publicado sea, desde el principio, el definitivo.