Más de uno se habrá arañado los ojos al ver el titular. No es para menos. A la mayoría de los lectores con un poco de experiencia en tan gratificante tarea, las faltas de ortografía les saltan a la cara como gatos rabiosos en noche de luna llena. En cambio, a otros no. Odio generalizar, pero generalmente son menores de 25 y han pasado diez veces más tiempo con las manos en un teclado que sujetando un libro.
No voy a alzar aquí una voz apocalíptica para alertar de los peligros de internet: la red, como todo, tiene sus defectos. Tampoco pretendo reavivar el debate sobre la conveniencia de abolir las reglas ortográficas. Quizá sería buena idea si se hiciera… pero la cuestión es que no se ha hecho. Hoy por hoy, escribir con faltas de ortografía sigue siendo a todas luces un signo de dejadez e ignorancia.
Esto puede parecer una perogrullada, pero basta darse un paseo por cualquier foro (incluido el nuestro) o leer unos cuantos textos de autores aficionados para darse cuenta de cómo anda el patio. Cometer uno o dos errores en un foro se comprende como fruto no sólo de la rapidez, sino también de la relativa intranscendencia de lo escrito. Cometer uno o dos por línea en un texto literario que haces público, ya sea colgándolo en una web, pasándoselo a un amigo o enviándolo a un certamen (sic), suele ser razón suficiente para ignorarlo en cualquiera de los tres casos.
Por suerte para todos, este problema tiene varias soluciones. La más placentera de ellas, por supuesto, es leer, y no, no basta con leer foros. Ni blogs, ya que estamos. Y al paso que va el periodismo, también evitaría los periódicos y revistas (al menos, si nuestro objetivo es acostumbrarnos a ver textos bien escritos). Aun así, como deberes, no son muy desagradables, ¿no?
Además, aunque resulte un poco más árido, creo que todos los aprendices de escritor deberíamos leer por lo menos una vez la Ortografía de la Lengua Española y así repasar lo que ya deberíamos saber. Por supuesto, una vez metidos en el ajo y en caso de duda, la web de la RAE nos ofrece dos buscadores inestimables: el Diccionario de la Lengua Española (que nos permite comprobar entre otras cosas si una palabra existe o no, su ortografía, y si le estamos dando un uso correcto) y el Diccionario Panhispánico de Dudas (que nos permite saber si una palabra tiene diversos significados en diversas áreas del español, o si se escribe de distintas maneras para diferentes usos).
y haber sinó vuelbe a psaar!!!1