Busca los errores

Ayer comentábamos el uso de palabras poco comunes, y anuncié que los ejemplos propuestos contenían varios errores. ¿Tú cuántos has visto?

Algunos de ellos son estilísticos y por tanto discutibles. Por ejemplo, yo evitaría escribir:

  • «vientos suaves» cuando puedo decir «brisa» (literalmente «Viento suave» según la RAE); o
  • «fina llovizna» porque la llovizna por definición es fina de por sí.

Pero otros errores son gramaticales y no tienen excusa. ¿Los has encontrado? Yo he visto los siguientes:

  • «Atomizarse«: el verbo «atomizar» es transitivo y carece de forma reflexiva. Ejemplo: «Con su rayo desintegrador, el alienígena atomizó al teniente.»
  • «Exultaba mis sentidos«: «exultar» no significa excitar sino «Mostrar alegría, gozo o satisfacción». Su uso por tanto es intransitivo. Ejemplo: «Con su regalo de cumpleaños, Mario exultaba.»
Ella también exulta

Sentíos libres de utilizar el vocabulario que conozcáis. ¡Pero conocedlo! No escribáis de oídas. El diccionario es vuestro amigo.

Vocablos ignotos

Al amigo Gastón Maillard le respondí privadamente una consulta la semana pasada y se ve que se ha aficionado, porque esta semana ataca con otra:

Mi pregunta es relativa al uso de palabras poco usuales en nuestro actuar cotidiano. Según dicen, una persona común no usa más de 300 vocablos.  ¿Qué pasa entonces con el lenguaje a utilizar?  Las personas adictas a la lectura comprenden y disfrutan del uso de la musicalidad de ciertas palabras y de su calce perfecto para realzar una frase.

Por ejemplo invoco los siguientes trozos de literatura.

«… siendo continuamente refrescado por la fina llovizna proveniente del agua salina al golpear contra las rocas y atomizarse en millones de partículas que transportadas por vientos suaves venidos desde lejanos e ignotos lugares del océano…»

«Mi labor fue bastante ardua para desaflojar las tuercas, centrar las ruedas y nuevamente asegurarlas con firmeza contra los pernos, quedando unas puntitas de los mismos sobresaliendo tímidamente, lo que exultaba mis sentidos.»

Y así por el estilo. ¿Qué te parece a ti?

La pregunta, amigo Gastón, está mal planteada. La cuestión no debería ser si usar palabras poco comunes o no, sino cuándo usarlas y por qué.

En el primer ejemplo, la palabra «ignoto» me parece mucho más común, en un contexto literario, que «atomizarse». Términos como este, «salina» o «partículas» tienen connotacions científicas que rompen el aire poético que la frase intenta conseguir con otros vocablos que apelan a la naturaleza («agua», «rocas», «vientos», «océano»). Y conste que he dicho frase donde debería haber dicho fragmento, porque semejante oruga verbal ni siquiera es una oración completa. Adivino que, sea lo que sea lo que el autor estaba intentando decir, el lector se ha perdido por el camino debido al exceso de paráfrasis y sobreadjetivación. Hemos empezado hablando de alguien (supongo, por lo de «refrescado») y en los puntos suspensivos todavía no ha terminado de hablar de las partículas.

No suelo contraatacar con mi propia redacción de textos ajenos pero en este caso lo voy a hacer. Yo habría escrito algo parecido a esto:

Las olas al romper refrescaban su rostro. La brisa portaba un aroma a especias de tierras lejanas.

¿Por qué he elegido palabras sencillas? Porque creo que reflejan mejor las sensaciones sencillas que se describen. Imagino que casi todo el mundo ha estado alguna vez delante del mar sintiendo el salpicar del oleaje, lo que hace innecesarias las descripciones detalladas. Al contrario, basta con evocar ese  momento para que el lector pueda rescatar sus propias sensaciones. Y atención, porque no sólo he elegido un vocabulario sencillo: también lo he estructurado en una sintaxis sencilla. La elección puede ser discutible, pero al menos es consistente.

De manera similar, el segundo ejemplo describe muy bien un trabajo técnico, para luego romper esa imagen de dedicación y profesionalidad al usar las palabras «exultar» y «sentidos», mucho más sensuales.

La elección de vocabulario es una cuestión de coherencia.

Pero más importante aún es utilizar las palabras con propiedad. ¿Qué errores hay en los dos ejemplos propuestos? Os doy de tiempo hasta mañana para responder.

Apuntes

DVDGo
Casa Del Libro
Amazon UK
De compras

Esta consulta viene firmada por «Señor Nox»:

Me gustaría pedirte los nombres de los libros que recomiendas acerca del arte de escribir. Error fatal el mío, al escucharte decir los nombres y los autores de tales libros, no darle al pause y apuntarlos en algún lado. Ahora mismo, tengo un caos mental y no los recuerdo todos.

Sabed, queridos oyentes, que cada sesión del podcast va acompañada de una página donde se listan todas las referencias que aparecen en el mismo (incluyendo los títulos de libros y películas, las páginas web mencionadas, etc.). Puedes acceder a los apuntes pulsando Taller Literario en el menú de la izquierda.

Si no sabes en qué sesión se citó tal o cual cosa, también puedes usar el cuadro de búsqueda de la parte superior de la pantalla (el cuadro de texto negro con el gatito) para encontrar subpáginas o entradas que incluyan tus palabras clave. (Asegúrate de pinchar en la mitad inferior del cuadro para que funcione bien.)

A modo de breve resumen, los libros de los que más hablamos en las primeras sesiones fueron:

Soy reacio a recomendar los libros de Card desde que supe de su homofobia y sus campañas en contra de los derechos de gays y lesbianas, por lo que intentaré añadir pronto más libros a esta lista para que podáis ignorar los suyos.

Me gustaría recordaros que si compráis vuestros libros o películas en DVDGo, Casa del Libro o Amazon a través de los enlaces que proporciono, una pequeña comisión irá destinada a cubrir los gastos de este taller, lo que siempre es de agradecer.

Narradores insoportables

Gruñón y Gruñón
Gruñón y Gruñón

KHaL nos hace esta consulta:

Estoy escribiendo una historia (llamémosla así de momento) centrada en dos protagonistas antagónicos. Se narra todo en primera persona desde la perspectiva de cada uno, y me ha surgido una duda: uno de los personajes es muy pedante, ¿debe esto reflejarse en las partes narradas desde su punto de vista? O dicho de otra manera, ¿aunque el narrador sea en primera persona puede o debe distanciarse de la forma de hablar del personaje en el que se encarna para que, por ejemplo en este caso, la narración no se vea pesada por la forma de expresarse del personaje en cuestión? ¿Sería congruente hacerlo aunque narrador y personaje sean el mismo?

Lo que pretendes hacer no se puede hacer*. Un personaje:

  • no puede ser dos personajes
  • no puede tener dos formas distintas de expresarse
  • no puede suavizar su discurso sólo para caerle bien al lector

Ahora bien, un personaje:

  • puede querer aparentar ser más duro de lo que en realidad es
  • puede caerle mal a otros narradores, que le describirán peor de lo que es
  • puede tener doble personalidad
  • puede evolucionar de insoportable a querible gracias a sus experiencias durante la historia
  • puede fingir simpatía si está contando su versión de los hechos a alguien cuyo favor desea conseguir (lector explícito)
  • no tiene por qué caerle bien al lector (véase Lolita)

O dicho de otra forma: *lo que pretendes hacer no se puede hacer… sin justificación dentro de la historia.

Tres en uno

Hoy toca consulta otra vez. Quizá otro día sigamos con nuestra serie «Excéntricos«, si os gusta.

Freddy Orea Lanz nos escribe desde Venezuela con este problema:

Estoy escribiendo mi primera novela y tengo definido todo y sé hacia donde voy y dónde quiero llegar, pero comienzo mostrando tres eventos (que luego se relacionan) que suceden en lugares distintos y quisiera que se pudiera notar cuándo hay un corte y entramos en otro escenario, sin usar esos lugares comunes como: «Mientras tanto en…» o «En ese mismo momento…». Por favor ayúdame, gracias.

Espera, que me voy a poner interesante para contestar.


Ya estoy listo. Querido oyente:  la pregunta como es habitual sólo puedes responderla tú, pero vamos a hacer tormenta de ideas.

Lo primero que me viene a la cabeza es muy sencillo: escribe tres capítulos independientes, con cabecera numerada o con salto de página o con las dos cosas. A veces estas separaciones físicas, que mencioné hace poco en la sesión 23, son la solución más sencilla.

[…] texto texto texto de lo que le ocurre a Personaje A en el sitio X.
Nuevo párrafo con texto texto y acaba la historia de Personaje A.

[resto de la página en blanco. Página siguiente:]

II

Empieza la historia de Personaje B en sitio Y, texto texto texto […]

Si los eventos son tan breves que no dan para un capítulo propio cada uno, la separación puede ser tan sencilla como un doble salto de línea. Dejas una pequeña separación entre el último párrafo de una escena y el primer párrafo de la siguiente y ya está.

[…] texto texto texto de lo que le ocurre a Personaje A en el sitio X.
Nuevo párrafo con texto texto y acaba la historia de Personaje A.

Empieza la historia de Personaje B en sitio Y, texto texto texto […]

Si estas sugerencias estructurales no te sirven, tenemos que meterle mano al texto. Hazte preguntas. ¿Realmente necesito que las tres acciones se presenten al principio, o puedo irlas contando más tarde, cuando resulten relevantes? ¿Podría quizá relacionar las tres escenas de alguna manera, o relacionar las dos más interesantes y dejar una tercera para más tarde? Estos tres eventos son el inicio de la novela, ¿son un arranque lo bastante fuerte? ¿Los tres? Cuando haya atrapado la atención del lector, ¿la perderé al cambiar de localización? ¿Debería narrarlos de la forma más breve posible, a modo de anécdotas introductorias? ¿Podrían formar un prólogo en tres partes? ¿O debería idear una voz narrativa que, a lo Amèlie, relacione los tres eventos no a través de los propios hechos, sino de la mirada que los filtra?

Quizá necesites escribir completamente varias de estas posibilidades para ver qué tal funcionan. La respuesta final, amigo escritor, sólo puedes encontrarla tú.

Segundas ediciones

Freddy Astorga, nuestro protagonista de la sesión 23, vuelve a la carga con otra consulta:

Después que editas y publicas un libro, ¿puedes hacer una revisión para hacer mejoras en tus relatos (lo cual sería una segunda edición), o las segundas ediciones son solo revisiones menores?

La pregunta me recuerda a las «ediciones del director» o «versiones extendidas», tan de moda últimamente en los DVD e incluso en cines, y que en la mayoría de los casos suelen ser una pequeña estafa que te invita a pagar dos veces por lo mismo. Los cineastas cuentan con diversidad de excusas para no haber realizado la película «que ellos querían» desde el principio: presiones del estudio, limitaciones de presupuesto, plazos de entrega, etc. Un novelista no tiene estas excusas.

Las únicas segundas (y subsiguientes) ediciones revisadas que se suelen encontrar son las de obras de consulta, pero eso también tiene su explicación: al evolucionar la realidad (jurídica, tecnológica, o del tipo que sea la que se describe),  el texto se actualiza para reflejar esos cambios. Este razonamiento tampoco se aplica a la ficción.

El autor es el único responsable de su texto, y por tanto, corregir lo publicado equivaldría a desacreditar su propio trabajo. Una versión revisada podría corregir problemas de edición (errores de tipografía o de numeración de páginas, por ejemplo) pero debería dejar intactos el texto y el universo. ¿Qué sentido tendría decir «en realidad las cosas no pasaron exactamente así, sino un poco más bien de esta otra manera»? Eso diría muy poco de nuestra capacidad como narrador. Aquí es donde se aprecia la importancia de un buen editor, que señalará las carencias de tu obra para asegurarse de que el texto publicado sea, desde el principio, el definitivo.