De la ciencia a la ficción media un mundo o sólo hay un paso según el camino que cojas, pero esta cita atribuida a Einstein tiende un puente entre ambas:
“Una nueva idea llega de repente y de forma intuitiva. No se llega a ella a través de conclusiones lógicas conscientes. Pero, pensando en ella después, siempre puedes descubrir las razones que te han conducido inconscientemente a tu intuición, y encontrarás una manera lógica de justificarla. La intuición no es más que el resultado de la experiencia intelectual previa”.
Me la he encontrado en el blog del guionista David Muñoz Así (No) Se Hizo, y aporta algo de luz adicional a aquel debate sobre si funciona mejor reescribir o planificar.
De todos los blogs de guionistas que sigo, Así (No) Se Hizo suele ser de los que menos interés logra despertarme habitualmente, pero hay que reconocer que esta semana ha estado sembrado. Sus citas de Antonio Muñoz Molina, Darwin y John August son breves, acertadas y oportunas, así que ha llegado el momento de recomendarlo. (Qué placer, por cierto, poder recomendar de vez en cuando alguna fuente en castellano.) Espero que os guste.
«Les explico a mis alumnos que para contar cuánto le gusta a uno una cosa, tiene que explicar la relación que tiene con ella. Entonces no harán falta grandes adjetivos: el lector lo entenderá.»
«Cuando se habla de la vida de un hombre o de una mujer, cuando se hace recapitulación o resumen, cuando se relata su historia o su biografía, sea en un diccionario o en una enciclopedia o en una crónica o charlando entre amigos, se suele relatar lo que esa persona llevó a cabo y lo que le pasó efectivamente. Todos tenemos en el fondo la misma tendencia, es decir, a irnos viendo en las diferentes etapas de nuestra vida como el resultado y el compendio de lo que nos ha ocurrido y de lo que hemos logrado y de lo que hemos realizado, como si fuera tan sólo eso lo que conforma nuestra existencia. Y olvidamos casi siempre que las vidas de las personas no son sólo eso: cada trayectoria se compone también de nuestras pérdidas y nuestros desperdicios, de nuestras omisiones y nuestros deseo incumplidos, de lo que una vez dejamos de lado o no elegimos o no alcanzamos, de las numerosas posibilidades que en su mayoría no llegaron a realizarse -todas menos una, a la postre-, de nuestras vacilaciones y nuestras ensoñaciones, de los proyectos frutradosy los anhelos falsos o tibios, de los miedos que nos paralizaron, de lo que abandonamos o nos abandonó a nosotros. Las personas tal vez consistimos, en suma, tanto en lo que somos como en lo que no hemos sido, tanto en lo comprobable y cuantificable y recordable como en lo más incierto, indeciso y difuminado, quizá estemos hechos en igual medida de lo que fue y de lo que pudo ser.
Y me atrevo a pensar que es precisamente la ficción la que nos cuenta eso, o mejor dicho, la que nos sirve de recordatorio de esa dimensión que solemos dejar de lado a la hora de relatarnos y explicarnos a nosotros mismo y nuestra vida.»
Javier Marías, en el epílogo a «Mañana en la Batalla Piensa en Mí» (1994)
Se dice que, en la vida, el uso de la violencia rara vez está justificado. No así en la ficción.
No sé dónde encontré esta cita pero me parece digna de reflexión:
«Supongo que las razones para utilizar tanta violencia en la ficción moderna variarán de un autor a otro, pero en mis historias he descubierto que la violencia tiene la rara capacidad de devolver a mis personajes a la realidad y prepararlos para afrontar su momento de gracia. Son tan cabezotas que prácticamente no hay otra forma de lograrlo. Esa idea (que la realidad es algo a lo que debemos ser devueltos, pagando un alto precio) es pocas veces comprendida por el lector casual, pero está muy arraigada en la visión cristiana del mundo.»
«Ahora parece que suena menos la prosa sonajero en la literatura española. Me gustan las novelas en las que no noto que estoy leyendo porque me absorben. No me interesan las florituras ni eso que antes se llamaba prosa galana».
Otras citas del nuevo Premio Cervantes, en El País
«Es raro el escritor que sabe lo que ha escrito. Pasajes que supones claros no lo son. Un personaje que crees interesante aburre a la gente porque aún no has encontrado lo que lo hace interesante. Pero no lo sabrás hasta que alguien lo lea y te lo diga. Necesitas a alguien que lo lea hoy, ahora. Alguien comprometido con tu carrera. Necesitas un cónyuge o amigo muy cercano que sea brillante como crítico.
La buena noticia es que puedes convertir a casi cualquier persona inteligente y comprometida en el Sabio Lector que necesitas. Pero lo primero es aprender que el Sabio Lector no te dice lo que tienes que hacer. Te dice lo que acabas de hacer. Querrás que tu cónyuge o amigo te explique en detalle cómo ha sido la experiencia de leer tu texto.
Para esta tarea, es mejor que tu Sabio Lector no haya estudiado literatura, así no dará diagnósticos («la caracterización es vaga») o, dios nos libre, consejos («Tienes que acortar tanta descripción»). Al Sabio Lector no se le ocurrirá decirte cómo arreglar tu historia, sino tan sólo lo que se siente al leerla.
¿Cómo lo entrenas? Haciéndole preguntas:
¿Te has aburrido? ¿Has notado que te distraías? ¿Sabes decirme en qué punto fue? (Deja que se tome su tiempo, que repase el texto, que encuentre lugares en los que perdió el interés.)
¿Qué te ha parecido el personaje de Magwall? ¿Te ha gustado? ¿Lo has odiado? ¿Te acordabas de quién era? (Si odia a tu personaje por las razones correctas, vamos bien; si se olvidaba de su nombre de un capítulo al siguiente, vamos muy mal.)
¿Ha habido algo que no comprendieras? ¿Algún fragmento que hayas tenido que leer dos veces? ¿Algún momento poco claro? (Las respuestas te dirán dónde la exposición no está bien manejada, o dónde se vuelve confusa la acción.)
¿Ha habido algo que no te creyeras? ¿Has pensado «¡sí, venga ya!» en algún punto? (Esto te ayudará a cazar clichés o localizar lugares en los que necesitas profundizar en tu concepto del universo que estás contando.)
¿Qué crees que va a pasar a continuación? ¿Hay algo sobre lo que todavía te estés haciendo preguntas? (Si lo que ha leído es un fragmento, las respuestas te dirán qué líneas de tensión has logrado crear; si ha leído la historia completa, las respuestas te dirán qué líneas de tensión no has logrado resolver.)
No tendrás que seguir repitiendo estas preguntas durante mucho tiempo. Pronto tu Sabio Lector aprenderá a evaluar sus propios procesos internos conforme lee. Apreciará los momentos de confusión, de incredulidad, de aburrimiento, de cliché; pensará cómo le hacen sentir los personajes y te lo dirá.
Trata sus observaciones con respeto y agradecimiento, y siempre haz algo para resolver los problemas que descubráis. Al principio puede resultar duro, porque a veces pensarás que se equivoca. Pero no puede equivocarse, es imposible, porque el Sabio Lector te está informando de su experiencia al leer. ¿Cómo puede equivocarse sobre sus propias experiencias?
Descubrirás que una vez que intentas cambiar los aspectos problemáticos de tu historia, siempre la estarás mejorando.»