50.000 palabras

A menudo me preguntan cuál debe ser la longitud de una novela. Y todos hemos tenido el problema de querer llenar doscientas páginas y no tener nada que contar después de cincuenta. Los concursos suelen exigir un mínimo de 50.000 palabras. ¿Cuál es la longitud correcta de una novela?

Dejemos que hablen los expertos:

  • Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas – 26.700 palabras
  • Joseph Conrad, El Corazón de las Tinieblas – 38.500 palabras
  • H. P. Lovecraft, En las Montañas de la Locura – 41.300 palabras
  • Kenneth Grahame, El Viento en los Sauces – 58.800 palabras
  • Arthur Conan Doyle, El Perro de los Baskerville – 59.600 palabras
  • Isaac Asimov, Fundación – 66.000 palabras
  • James Joyce, Dublineses – 67.500 palabras
  • J. D. Salinger, El Guardián entre el Centeno – 74.000 palabras
  • J. K. Rowling, Harry Potter y la Piedra Filosofal – 77.000 palabras
  • Orson Scott Card, El Juego de Ender – 101.200 palabras
  • George Orwell, 1984 – 104.000 palabras
  • Stephen King, El Resplandor – 162.000 palabras
  • Leopoldo Alas Clarín, La Regenta30.400 309.000 palabras
  • Miguel de Cervantes , El Quijote – 383.000 palabras

Como véis hay tanto clásicos como recientes superventas de todas las longitudes posibles. En otras palabras: una novela dura lo que dura. Será tan larga como la historia lo requiera. Asimov y Carroll fueron bastante consistentes en la longitud de sus secuelas (quizá porque eran, sin desmerecer, más de lo mismo), mientras que a Card y Rowling las secuelas les iban creciendo conforme lo hacían sus universos.

Mira tu estantería: ¿los libros son gordos, estrechitos, o de todos los tamaños? ¿Y cuáles son tus favoritos? Quizá ese sea el tipo de novela que mejor se te dé escribir…

Ideas robadas

En los comentarios se está gestando un interesante debate sobre los certámenes literarios, los que son una oportunidad y los que son una estafa.

A raíz del tema de los plagios y el robo de ideas, surge otro debate interesante. ¿Cuál de estas afirmaciones es correcta?

  • No dejes de mover una idea por miedo a que te la roben: hay muchas más en el mismo sitio de donde sacaste esa.
  • Cualquier persona sólo va a tener, como mucho, UNA idea genial en su vida.

¿Tú qué crees?

Sacar tiempo

Oh dear! Oh dear! I shall be too late!
Ya se me hizo tarde... ¡Me voy, me voy, me voy!

A menudo nos preguntamos cómo sacar tiempo para escribir.

Últimamente he encontrado un sistema: cuando llego a casa del trabajo y no tengo otro plan, cojo el portátil, pongo música, preparo un refresco, y me siento en el balcón a escribir.

  • ¿Que protestan los gatos? Les echo de comer y sigo escribiendo.
  • ¿Que me da hambre? Preparo la cena, veo algún capítulo mientras como, y sigo escribiendo.
  • ¿Que se acumulan los platos? Limpio la cocina y sigo escribiendo.

Normalmente buscamos tiempo para escribir. A mí me está saliendo bien al revés: escribo, y voy sacando tiempo para lo demás.

¿Por qué no lo pruebas?

Listado de certámenes

No son pocas las webs que recopilan listados de concursos literarios, pero aquí tenéis una de las más exhaustivas: escritores.org.

Como veréis, el listado se organiza por meses en función de la fecha límite para presentar los textos. Por propia experiencia recomiendo centrarse en los certámenes de dentro de un mes o dos, para así tener tiempo de revisar el texto que queráis presentar, maquetarlo, imprimir las copias y enviarlo.

En las montañas de la locura

Guillermo del Toro abandonó «El Hobbit» y ya sabemos por qué: el próximo año va a rodar «En las montañas de la locura», de la mano nada menos que de James Cameron asesorándole sobre el 3D. Gran fan de Lovecraft, del Toro no parecía encontrar financiación para su proyecto soñado porque, según sus propias palabras (aunque cito de memoria), «la insignificancia del ser humano frente a los horrores cósmicos no es tema que venda muchas palomitas».

O quizá sí.

Una versión temprana (sin fechar) del guión lleva tiempo rondando por internet, y aunque en sitios como ScriptShadow se vieron obligados a retirar tanto la crítica (bastante positiva) como el enlace, el PDF sigue circulando por ahí. Por fin lo he podido leer este fin de semana.

Escrito a cuatro manos con Matthew Robbins (Don’t  Be Afraid of the Dark, Mimic), el texto contiene una película de aventuras al mismo tiempo clásica y moderna: clásica en su amor hacia el misterio de lo desconocido, y moderna por el ritmo inquebrantable que mantiene al lector (futuro espectador) siempre en vilo. El texto destila amor no sólo por Lovecraft sino por Poe y toda la literatura de terror y ciencia-ficción de hace un siglo.

En el lado negativo, el guión carece de personajes reseñables, lo que quizá sea su mayor defecto, como mencionaban en ScriptShadow. Y ciertos intentos de humanizarlos (como la fugaz esposa de Dyers o la preocupación de Gedney por su hermano Pip) se ven venir desde muy lejos y no tienen mayor relevancia en la trama. Seguramente en un afán por recortar páginas (=recortar gastos, =convencer inversores), ciertas informaciones se dan de formas forzadas y los auténticos temas se verbalizan para mejor comprensión del menor común denominador intelectual. La lectura me recordó al visionado de «Hellboy 2»: imaginación riquísima y narrativa un tanto pobre.

Sabemos que la parte visual no va a desmerecer: a pesar de las brevísimas descripciones (toda una lección), contamos con que del Toro y Cameron sacarán mucha riqueza del relato original. Sólo nos queda esperar que las carencias del guión se solucionen en revisiones posteriores. Defectos o no, yo estoy impacientísimo.

Como despedida, una sugerencia para la banda sonora, tanto para Del Toro como para quienes leáis el guión: el susurro antártico de la música de Max Richter.

Más Reverte

El cartero nos acaba de traer la segunda «Carta a un joven escritor«. ¿Qué te parece?

El placer de escribir

[…] Los asistentes eran estudiantes de periodismo, y tuve la oportunidad de tomarme unas cervezas con algunos de ellos. Se habló sobre todo de periodismo y admito que no me sorprendí demasiado al descubrir que aquellos estudiantes (de tercero) carecían de un periódico universitario y de blogs personales. De hecho, me dijeron, no escribían habitualmente.

-¿Para qué demonios estudiáis periodismo entonces? -les pregunté.

-La mayor parte de la gente de mi clase sólo quiere salir en televisión, -me dijo una de las estudiantes. Y añadió-: de hecho, varias compañeras ya se han puesto tetas.

Jose A. Pérez en Mi mesa cojea