Publicar para Kindle

Portada de La ReformaLa tienda de libros electrónicos por excelencia es hoy día y a nivel mundial Amazon. Su lector Kindle es el más vendido, el que más se ve en buses, trenes, aviones y playas, también el que dispone de la biblioteca más grande y las cifras de venta más suculentas, y en todo ello está a gran distancia de sus competidores. Sin duda, es una opción más que tentadora para autopublicarse. Por si fuera poco, tus lectores ni siquiera necesitan poseer un Kindle para acceder a tus obras ya que existen aplicaciones gratuitas que permiten leer formatos Kindle en ordenadores Windows y Mac, dispositivos Android, teléfonos iPhone y tabletas iPad (Amazon.com ofrece además aplicaciones para Windows Phone 7 y BlackBerry).

Hace unos meses logré publicar La Reforma Incompleta en las tiendas Amazon de Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, así, por separado, porque hasta ahora, la tienda con la que tuvieras asociado tu lector Kindle limitaba la variedad de títulos disponible, y yo quería que mi título estuviera disponible en todas partes. Sin embargo, lo primero que he aprendido mientras preparaba este artículo es que esas barreras han desaparecido. Pretendía subir la misma obra a la nueva tienda Kindle de Amazon.es, para iros contando el proceso, pero veo que ya está disponible. ¡Aquí las cosas son más fáciles que en la iBookstore de Apple! Vamos enconces a subir algo nuevo, ¡mi primera autopublicación, una novela inédita! Se titula La vida pese a todo. Lo hago solo por vosotros, ¿eh?

Por supuesto, lo primero es estar registrado en Amazon. Con ese nombre de usuario podemos entrar en Kindle Direct Publishing (disponible en español, al parecer, desde hace tan solo una semana). La primera vez tendremos que registrar nuestros datos personales. Ya pasé por este proceso hace tiempo así que no recuerdo los detalles, pero no debió de ser muy complicado.

Lo más importante es introducir los datos de cobro para recibir nuestros royalties. Podemos elegir el pago mediante cheque o transferencia bancaria, lo cual se hace por separado para cada tienda. Amazon.com solo realiza transferencias a bancos en Estados Unidos, así que la mayoría de nosotros tendremos que elegir el pago por cheque. Para el resto de tiendas (UK, DE, ES, FR, IT) podemos introducir el código internacional de nuestra cuenta bancaria (IBAN + BIC) para recibir los ingresos en transferencias mínimas de 10 euros.

Por fin, podemos pinchar en «Biblioteca», donde podremos comenzar nuestras publicaciones. Pinchamos en «Añadir un nuevo título» y se nos pedirán todos sus datos: título, descripción (sinopsis, premios recibidos o cualquier otra información de interés para el comprador), idioma, categorías y etiquetas (tags). Además, por supuesto, tendremos que subir nuestro libro y, si la tenemos, nuestra portada. El libro debe estar en formato DOC de Word, sin paginación, encabezados o pies de página, pero somos libres de usar centrado, cursivas, negrita, etc. Un botón te permitirá previsualizar cómo se verá tu texto en un Kindle. Asegúrate de que no haya saltos de línea extraños u otros problemas de formato. Aun así, no te preocupes demasiado por que todo quede perfecto porque, si más tarde no te convence cómo queda algo en la web, siempre puedes volver a tu Biblioteca a cambiarlo.

Donde Apple nos requería un sinfín de parafernalia legal, Amazon simplifica tanto el proceso que hasta el ISBN es opcional. Para quien quiera saber más, os prepararé un entrada sobre el ISBN, aunque ya adelanto que no lo veo necesario para publicar en Amazon.

También hay una opción llamada KDP Select. Si decides unir tu obra a este programa de préstamo, te comprometes a ofrecerla en exclusiva para Kindle durante 90 días. A cambio, tu título entrará a formar parte de una biblioteca de préstamo de la que nunca había oído hablar (esto habrá que investigarlo) y podrás promocionarlo gratuitamente durante 5 de esos 90 días (esto habrá que probarlo). Doy de alta en el programa KDP Select tanto La vida pese a todo como los textos inglés y español de La Reforma. Si pasa algo interesante, ya os contaré.

Le damos a «Guardar y continuar». En la segunda página elegimos en qué lugares del mundo ofrecer nuestra obra. Si tienes contratos con agentes o editoriales para distribución en tal o cual país, tendrás que excluir esas regiones de tu selección. De lo contrario podemos directamente autoeditarnos en «todo el mundo». ¿A que suena genial?

A continuación, fijamos los precios. Esto tiene truco. Amazon quiere garantizarse un ingreso mínimo por venta. Así, no permiten un precio inferior a 0,99 $ (no podemos regalar nuestras obras, aunque creo que podemos hacerlo durante esos 5 días mediante el programa KDP Select). Entre 0,99 y 2,98 $, te ofrecen un 35% de los royalties. Es solo a partir de 2,99 $ cuando Amazon te ofrece el afamado 70% del precio de venta. Al precio que tú decidas se sumarán los impuestos correspondientes a cada territorio (en el caso de Europa, el IVA de cada país).

Por último puedes elegir si tu libro estará disponible para préstamo, aunque me temo que es indiferente porque no creo que haya muchos propietarios de un Kindle que estén usando esta opción, ya que es relativamente nueva. Amazon la implantó para quitarse el sambenito de que los libros digitales deben costar menos porque no se pueden prestar. Pues ya sí. Si tú quieres.

¡Y se acabó! No sé para qué os he acompañado durante todo el proceso cuando es sencillísimo y, lo mejor, está todo en castellano. Pinchamos en «Guardar y publicar» y listo. Eso sí, hay que esperar un poco. El libro queda «en revisión». En mi experiencia, tardan un par de días, y en efecto, ya tenéis en todas las tiendas Amazon La vida pese a  todo. ¡Espero que os guste!

Publicar en iBookStore, misión imposible

Llevo unas horas peleándome con la iBookStore a ver si consigo publicar algo. Leo los requisitos en varios blogs: se necesita solicitar un ISBN, convertir el texto al formato ePub y subirlo a la Apple Store. Los primeros dos pasos parecen factibles. Del ISBN hablaré estos días, aunque os dejo caer ya que el proceso, que venía siendo gratuito, empezará a cobrarse a partir de este mes de diciembre. Convertir un documento a ePub es fácil con el programa Calibre, disponible para la mayoría de plataformas. Pero la Apple Store se me resiste. Si alguien ha tenido éxito, que nos cuente su experiencia, pero aquí va mi desalentadora historia.

Primero necesito una Apple ID: ningún problema, es como registrarse en cualquier página web.

Luego necesito entrar a iTunes Connect, que es donde, al parecer, se esconde la herramienta para subir tus libros a la tienda de Apple (herramienta solo disponible para Mac, dicho sea de paso). Primer problema: para registrarme en iTunes Connect me exigen un U.S. Tax ID expedido por la IRS (Internal Revenue Service, o sea, Hacienda), lo que sería el equivalente estadounidense a un Código de Identificación Fiscal (CIF). En teoría, lo puede solicitar cualquiera. En la práctica, no encuentro manera.

Investigo. La web de la IRS ofrece la solicitud online de un EIN (Employer Identification Number), pero no para extranjeros, porque requiere Social Security Number (SSN, número de la seguridad social) o un Individual Taxpayer Identification Number (ITIN, algo así como «código de contribuyente»). El primero no parece que se pueda conseguir sin trabajar en Estados Unidos, y el segundo parece que sí se puede solicitar desde el extranjero, pero no online.

¿Me vais siguiendo? Porque yo, a estas alturas, ya me he rendido. Después del despliegue mediático que a principios de octubre nos prometía que la iBook Store de Apple abría sus puertas a los autores independientes en España, esta experiencia es, no ya un jarro, es una palangana entera de agua fría.

El reducido catálogo, que tan mala fama le ha dado, al fin tiene explicación

¡Ah, pero hay agregadores de contenidos! Son empresas que hacen el papeleo por ti, suben tu libro a multitud de tiendas y se quedan una pequeña comisión. Apple ofrece dos, vamos a probarlos. Visito la web del primero y solo encuentro un formulario que parece destinado a editores más que a autores. Lo relleno a ver qué pasa. Veinticuatro horas después no he recibido ni un triste acuse de recibo. Ya os avisaré si hay novedades. (Actualización: en efecto a los pocos días recibo una denegación de mi solicitud, que explica que solo sirven a editoriales).

La segunda web incluye un sucinto resumen de sus funciones y exige que les envíes tu obra en ePub junto con tus datos si quieres recibir más información. Quizá sea un poco abusar, pero imagino que así filtran a los curiosos y se quedan solo con gente que realmente tiene algo escrito. Convierto La Reforma Incompleta a ePub (como ya está publicada, me da menos reparo mandarla a desconocidos) y me registro. Recibo un email:

Dear Álex Hernández-Puertas,
Thank you for your request. We will contact you as soon as it is processed.
Best regards

Exactamente dos horas después, recibo otro email:

Dear Álex Hernández-Puertas,
We are sorry, but we cannot process your request now.
Best regards

¿Y esto qué significa? ¿Que el formato del ePub era incorrecto? ¿Que no les gusta mi libro? ¿Que les caigo mal? ¿Que el sistema se ha caído? ¿Que solo quieren editoriales y pasan de autores que quieren autoeditarse? Los agregadores también me han fallado. Me rindo. Que publique otro. No queda esperanza. La Humanidad tira sus iPads al mar. El sol se pone en el horizonte.

Y ahora, ¿qué hago con mi novela?

Si alguien no sabe qué regalarme esta navidad, ahí va una idea.

Ya tenemos una novela escrita. ¡Enhorabuena!

Ahora, ¿qué hacemos con ella?

Revisarla, sí, claro… pero ¿y después?

Ya hemos hablado muchas veces de certámenes, editoriales, agentes y otras formas de darse a conocer. Esta vez vamos a echar juntos un vistazo a cómo está el mundillo de la publicación en digital.

Autoedición

Lógicamente las primeras plataformas que vienen a la cabeza son Amazon con su Kindle Store y Apple con la iBookStore. A la primera ya me enfrenté, y a la segunda pienso enfrentarme estos días. De ambas experiencias espero hablaros con mayor profundidad en los próximos días, pero os dejo con un adelanto: en Amazon es posible, en iTunes, no lo parece.

Sellos digitales

La gran novedad es el salto cuantitativo y cualitativo que parecen estar teniendo las editoriales o los sellos exclusivamente digitales. Planeta ha lanzado dos sellos temáticos destinados expresamente a publicar autores noveles en formato digital. Se llaman Zafiro (novela romántica) y Scyla (fantasía, ciencia ficción y terror), y en su área «Conócenos» podrás leer las condiciones para la realización de envíos. Ediciones B da un paso parecido con B de Books, pero por desgracia no ofrecen en su web ningún método de contacto para nuevos autores (al  menos de momento).

Lo importante es que el mercado se mueve, y por fin las editoriales empiezan a hacer frente al gran escollo que ha sufrido la literatura en digital desde su inicio:

Esta chica se autoeditó en Amazon y ya pasa del millón de copias vendidas

Los precios

Venía siendo habitual que el libro descargado resultase más caro que el impreso (sobre todo cuando el título en cuestión ya se había editado en bolsillo). Aunque a veces es preferible la edición electrónica (sobre todo por la comodidad para leer novelas de gran volumen en el bus o para llevarse varios libros de viaje), en el fondo los lectores no podemos evitar sentir que estamos recibiendo menos por más, sobre todo tras haber pagado ya un buen pico por el dispositivo lector.

Al fin, los precios en España y en el mundo parecen estar bajando. La última novela de Javier Marías cuesta en Amazon.es 18,52 € en formato impreso y 12,34 € en formato digital, un ahorro del 33%. La ley española del precio fijo se aplica para cada edición por separado, y así, del mismo modo que un título cuesta más en pasta dura que en pasta blanda, también es legal fijar un precio diferente para la edición electrónica. Ya era hora de que se hiciera. Planetadelibros parece tener siempre un precio inferior en sus ePub que en sus ediciones de bolsillo. Los nuevos sellos exclusivamente digitales van más allá: B de Books se ha fijado un techo de 9,99 euros para sus ediciones; en Zafiro y Scyla los precios oscilan entre 0,99 y 4,99 euros.

¿Va esto en beneficio o en detrimento de los nuevos autores? ¿Conocerá tu novela el éxito que conoció Amanda Hocking o será malvendida, impidiendo quizá su distribución por cauces convencionales más rentables? Es pronto para saberlo, pero las posibilidades… ahí están. ¿Las exploramos?

Múltiples narradores

La consulta de hoy nos llega desde Monterrey, Nuevo León, México o sería más correcto decir que nos llegó, ya que lleva algún tiempo en la cola, ¡mis disculpas!

Estoy trabajando en un grupo de novelas en las que en cada libro manejo a dos personajes principales. Suman un total de diez personajes principales en toda la saga, pero solo dos por libro. Se entiende que nos enfrentamos a narraciones muy distintas, ya que cada personaje tiene su personalidad, además la mitad son mujeres.

Para no confundir al lector dedico un capítulo a cada personaje de manera alternada. También me aseguro de especificar justo después del título quién es quien narra esta porción de la historia. Soy consciente de que este tipo de narración no es común. La principal razón de que la historia se cuete de esta manera es que busco que el lector se identifique mas estrechamente con el personaje y a la vez conozca de la historia únicamente lo que el personaje ve.

¿Qué me recomendarías? Busco presentar algo novedoso, pero no por hacer algo novedoso quiero que los lectores se molesten con la narración y decidan abandonar el libro. ¿Sería bueno aventurarme con este experimento o debería remitirme a un método de narración más tradicional?

Estimado oyente (¡cómo me gusta decirlo!), la técnica no es novedosa, y mucho menos impopular. La saga «Canción de Hielo y Fuego» maneja no a dos, sino a decenas de personajes con la misma técnica que tú estás describiendo y lleva vendidos más de 15 millones de ejemplares.

Cualquier técnica es buena si está bien usada. Tus lectores no abandonarán el libro por la técnica, lo harán si se aburren. Cambiar de personajes puede aportar muchas cosas:  presentar diversos ángulos de los acontecimientos, incrementar el número de subtramas, limitar la información que personaje y lector reciben aumentando así la intriga… También puede generar problemas si no se hace bien y se cae en errores como repetir cosas ya sabidas, confundir al lector por falta de claridad o desequilibrar el nivel de interés de una historia con respecto a otra, haciendo que el lector esté deseando que un capítulo acabe para poder volver a la trama que le interesa.

Es tu tarea como autor cuidar estos detalles, pero sobre todo y antes de eso, decidir si la técnica hace al libro más interesante o menos.

Nombres reales

Porter's Cafe

Sergio Mora nos envía una pregunta a la que estaba convencido de haber respondido ya, pero como no encuentro dónde lo hice, aquí va:

Tengo más o menos enfocada la historia de un relato, el lugar donde se origina todo es en un pueblo llamado Superior, en Arizona. Un restaurante llamado Porter’s Cafe Restaurant y el dueño de éste es Lynn Heglie.

Los datos anteriores son auténticos, pienso hacer un relato clásico de zombies y, entre otros, usar estos nombres. ¿Recomiendas no hacerlo por alguna razón? ¿O da igual? Sé que este relato no llegará a ninguna parte, pero tampoco quiero líos por usar nombres reales. ¡Gracias!

Hay situaciones en las que usar nombres reales no puede generar ningún problema. Si tus personajes almuerzan en un McDonalds, escuchan a U2, votan a Angela Merkel o son fans de Iniesta nadie va a protestar. El uso de iconos culturales como parte de la atmósfera de tu mundo es inocuo para ellos y a nadie hace daño.

Entramos en un terreno más peliagudo si tus personajes sufren malas condiciones laborales en Mcdonalds, intentan atentar contra Bono durante un concierto, violan a Angela Merkel o tienen un romance homosexual con Iniesta. Ahí se pueden herir susceptibilidades y algún abogado podría sacarte la tarjeta roja.

Like a virg... Espera, ¡esa no es ella!

Generalmente las parodias están a salvo, desde un humorista imitando a Madonna a un cómic como Madonna no existe, pasando por el diálogo del comienzo de Reservoir Dogs. También deberías estar a salvo si el Lynn Heglie de tu Porter’s Cafe en Arizona es un científico loco que crea zombies por las noches, siempre que el universo en que lo cuentes sea claramente fantástico, y no una clara alegoría criticando el tipo de hamburguesas que sirve. La línea es delgada y depende de las susceptibilidades de cada uno, pero de las leyes básicas ya hemos oído todos hablar: derecho al honor, etcétera.

Ante la duda, escribe a Lynn Heglie y pregúntale si le parecería mal que su establecimiento protagonizara un relato de zombies. O cambia los nombres. O no los cambies, métete en un lío, genera polémica, y hazte famoso.

Gracias, Google Images

Recuento

Se acabó el nano, y este es mi recuento:

  • Cómputo de palabras: 51.631
  • Fecha: Alcancé las 50.000 el día 26
  • ¿Novela terminada? Sí (un total de unas 57.000, ya tenía el principio escrito de antes)
  • Título: Telescopia
  • Género: Suspense con dosis de romance y un toque fantástico/sobrenatural
  • Público: Adulto
  • Premisa: Un joven padece una extraña afección: ve simultáneamente lo que tiene delante y una segunda visión, como en una transparencia. Una nueva compañera de trabajo intentará ayudarle a comprender lo que ocurre. (Sé que no suena muy intrigante, tendré que currarme esto mejor…)
  • Escrita en (de más a menos): metros y tranvías, el sofá de casa, un autobús de ruta por Israel, la oficina.
  • Lectores en beta: 3
  • Notas de cosas por arreglar: 13 (más notas de los lectores beta)
  • Nivel de satisfacción con el primer borrador: ¡Muy alto!

Y a ti, ¿cómo te ha ido?

The final countdown

¡Último fin de semana! ¡Ya casi estamos ahí! Estoy seguro de que muchos de estáis a punto de alcanzar las consabidas cincuenta mil palabras, ¡os lo veo en la mirada!

Yo acabo de terminar el primer borrador de Telescopia justo al mismo tiempo que alcanzaba la cifra mágica. (La novela en total es un poco más larga porque ya tenía escritas unas seis mil palabras antes de que empezara el mes.) ¡Pronto hablaremos de revisión!

Pero de momento, adelante con ese último estirón, ahora que el frío invita a quedarse en casa, y en cuanto pulséis el último enter… ¡a celebrarlo!

¡Al ataque, nanos!