Hoy, 11 del 11 del 11 hay quien se ha propuesto escribir durante 11 horas, o escribir 11.111 palabras, o comerse 11 uvas a las 11 de la noche como en una nochevieja descafeinada (esto me lo acabo de inventar, pero alguien habrá que lo haya hecho, todavía estáis a tiempo en Canarias y América cuando escribo esto). Otros hemos seguido con nuestra vida como si tal cosa, que no es poco.
Si observais la esquina superior izquierda, finalmente sí que me he animado a escribir el nano. Ya mencioné en los comentarios de la última entrada que tenía un relato entre manos. A última hora se me ocurrió que el final que tenía previsto podía ser tan solo un punto de giro y la historia podía seguir a partir de ahí. Ayer escribí ese punto de giro y ahora estoy un poco perdido, pero todavía sigo por encima del mínimo de palabras diario (podéis ver un contador actualizado), a ver qué pasa después. Soy capaz de llevar el ritmo gracias a mi AlphaSmart, un aparato del que os tengo que hablar más extensamente porque vale su (poco) peso en platino recauchutado.
La novela lleva el título provisional de Telescopia, mezcla romance, fantasía y thriller y espero que un día no muy lejano alcance a convertirse en novela terminada, casi tengo la certeza de que no se quedará en proyecto a medio hacer. Además, me encantaría que se rodara la primera parte como corto. Estoy utilizando una técnica narrativa que no había usado nunca, cercana al flujo de conciencia, aplicando cono mayor o menor fortuna recursos aprendidos de Javier Marías y José Saramago (seguramente entre otros). Tiene prácticamente solo dos personajes, recorre media Europa y cambia las reglas del juego al menos un par de veces a lo largo de su recorrido, ya veremos si más.
Quienes estéis también haciendo el nanowrimo no dudéis en escribirme para presentaros si no os conozco ya y agregarme como «writing buddy«. Pero lo más importante: ¿tú, qué estás escribiendo?