El poeta Jacques Roubaud afirma que un poeta es una rata que construye su propio laberinto para luego intentar hallar la salida. Mucho me temo que a menudo los poetas no construyen laberinto alguno. Construyen pasillos con las entradas y salidas bien señaladas, cruzan sus puertas lo más deprisa posible y suponen que así han conseguido algo. Mi consejo es: «Piérdete». Construye un laberinto auténtico, un poema cuyo camino no esté claro. Tienes que estar dispuesto a vagar él, aun a riesgo de encontrarte al Minotauro. Así al menos, si fracasas, el estudioso que encuentre tus huesos se podrá preguntar «¿Murió de inanición o fue devorado?».
D.A. Powell, (Mis)Adventures in Poetry”, The Writer’s Notebook: Craft Essays