Primer

Poster de PrimerHoy mencionaba de pasada Vigalondo en su Twitter (muy gracioso, por cierto, os lo recomiendo) la película Primer, que recuerdo como uno de los bostezos más grandes en la historia del cine. A mi acompañante le encantó, vamos, se pegó una siesta de dos horas memorable. Hasta la butaca se acuerda, todavía. Me llama a veces y me dice, eh, qué tal, ya no venís a dormir nunca…

Y me preguntaba yo otra vez por qué aquella peli independiente de ciencia-ficción (con énfasis en lo de «ciencia») sobre paradojas temporales incomprensibles (¡con lo que me gusta a mí una peli que no se entiende!) pasó por mis retinas con mucha (mucha) más pena que gloria.

Recuerdo que empezó a no gustarme desde muy al principio, cuando los protas andaban dando vueltas por su garaje montando cacharritos y soltando palabrería científico-técnica como si les fuese la vida en ello, o más bien como si llevasen toda la vida haciéndolo. Ahí empezó a fallar: lo que decían no tenía sentido. Y no es que no lo entendiera. Mis conocimientos de física son limitados, pero estudié ingeniería informática un par de años así que no soy del todo virgen en la materia. El caso es que mucho de lo que decían estaba fuera de mi alcance. Pero algunas cosas sí las entendí… y estaban mal.

A partir de ahí, todo lo que salía por sus bocas empezó a parecerme palabrería pedante de guionistas que intentan hacerse los listillos sin saber de lo que hablaban. Lo que me devuelve a la pregunta: ¿cómo semejante guión tuvo tanto éxito de crítica?

Pero hoy se me ha encendido la bombilla: ¡es que yo vi la película doblada! ¿No estará ahí el quid de la cuestión? ¿Y si los guionistas se documentaron debidamente pero los traductores no lo hicieron? (Esto ya parece un post de mi compañero Pablo Muñoz en vez de mío, pero sed pacientes.)

Así que me ha entrado la duda. ¿Debería volver a ver la peli, esta vez en versión original? ¿O seguirá siendo igual de mala, y volveré a perder otras dos horas de mi vida? Si alguno de vosotros la ha visto, decidme, ¿qué os pareció?

Pero a lo que iba todo este rollo: cuando escribais una historia del tipo que sea sobre el tema que sea, documentaos. Siempre (siempre) habrá espectadores que sepan más que tú sobre cualquier tema, y no por eso hace falta convertir tu película (o tu novela) en una enciclopedia (aunque a Reverte le funciona… entre otros); pero si lo que escribes es mentira o no tiene sentido… ¿Recordais lo que dije hace tiempo en el podcast sobre suspensión de la incredulidad? Pues se va a tomar viento: el espectador se vuelve incrédulo y el resto de tu historia no le interesará lo más mínimo.

Escribid sobre lo que conocéis, y aquello que desconozcáis… aprendedlo.

Plot

PlotAprovechando una gripe he acabado un libro de la serie Elements of Fiction Writing que llevaba ya tiempo dando vueltas por mi mesilla de noche: Plot, de Ansen Dibell. Las razones del retraso se han hecho evidentes conforme avanzaba hacia los capítulos finales: aunque la introducción al concepto de trama es magistral, la autora demuestra no tener demasiado que añadir conforme avanza el volumen.

Lógicamente la trama depende en gran medida de la historia que uno esté contando, por lo que desarrollar un volumen completo que trate sobre sus aspectos teóricos no es tarea fácil. El resultado es una colección de vaguedades y consejos genéricos que sólo servirán de ayuda a quienes estén leyendo sus primeros textos sobre creación literaria. A los demás, el contenido les sonará o bien a ya sabido, o bien a demasiado poco concreto.

Como he dicho, hay que volver a los primeros capítulos para encontrar apuntes de interés. Dibell define trama como «aquello que los personajes hacen, sienten, piensan o dicen y que marca los acontecimientos posteriores». O en otras palabras, es toda aquella «causa que tiene efectos significativos».

Si domináis el inglés y tenéis la oportunidad de echarle un vistazo al libro, encontraréis puntos de interés. Pero no le pidáis demasiado.

Barbara Cartland

Barbara CartlandLlevo una semana muy aburrida pero esta señora y la Wikipedia me han alegrado la mañana. Comprenderéis que no voy a hablar de una de las escritoras más famosas de novela rosa por amor a su arte, sino como ejemplo de los sinsentidos del mundo, también del literario.

Yo pensaba que Stephen King era prolífico, hasta que he visto la lista de 664 novelas publicadas por Barbara Cartland, según las cuentas hechas por su hijo. Alguna se le ha debido escapar, porque sus editores le atribuyen más de 720. Si miráis la lista, veréis que los títulos son divertidísimos, con palabras como Ángel, Beso o Princesa repitiéndose una docena de veces, aunque la estrella, por supuesto, es otra: casi cien títulos comienzan por Love, palabra que aparece en total en 276 de ellos, más de un 40%. Leo que hubo un tiempo en que ella misma se jactaba de ser la única autora que acababa una novela cada 14 días, y se me ocurre pensar si no debería estar escribiendo esta entrada en algún blog sobre escritura no creativa.

Con los años, debió sentirse culpable del coste ecológico de  su carrera y solicitó como última voluntad ser enterrada en un ataúd de cartón. Falleció en mayo de 2.000 a los 98 años, y vio cumplido ese último deseo.

Todo esto es muy divertido, pero la ironía del asunto es que sus novelas nunca dejaron de hacer dinero, llegando a convertirse en algún momento en la escritora más vendida del mundo según el Libro Guinness de los Récords, o la tercera según la Wikipedia, detrás tan sólo de William Shakespeare y Agatha Christie, y muy por delante de las otras dos grandes del género, Danielle Steel y Corín Tellado, a pesar de que a esta última se le atribuyan más de 4.000 títulos. ¡Vivir para ver!

Os dejo, a los angloparlantes al menos, con una colección de sketches con los que Little Britain «homenajea» a esta gran Dama del imperio británico:

Banda sonora

Como prometí, he añadido al RSS del podcast el tema que utilizo como banda sonora para que se os descargue automáticamente si estáis suscritos. De lo contrario, podéis hacerlo a través de       este enlace . Espero que os guste.

Premios 20 minutos

 

Ha concluido el concurso de blogs del diario 20 Minutos y nuestro podcast Taller Literario ha finalizado en la posición número 12 de la categoría Multimedia, una posición más que digna para un podcast tan especializado. ¡Gracias a todos los que habéis votado!

Literatura de género(s)

En la reciente entrada sobre Isabel Allende recibo un comentario firmado por Airam, quien protesta por cierta expresión que utilicé, concretamente: «La Isla Bajo el Mar ofrece lo que se puede esperar de un best-seller contemporáneo escrito por una mujer». Como responderle va a dar lugar a reflexiones interesantes, muy ligadas además a la última sesión del podcast, lo hago aquí más extensamente.

Mi crítica no intentaba ser despectiva hacia Allende en absoluto, a quien creo (espero) haber dado a entender que respeto como autora aunque personalmente no me interese su literatura. Tampoco, lógicamente, hacia las mujeres o lo femenino. En todo caso, pretendía ser crítica con el mercado editorial, y en particular con los best-sellers.

Como he dicho al principio, este asunto guarda estrecha relación con lo que comento en la sesión 17 sobre conseguir la empatía de los lectores gracias al parecido de nuestros protagonistas con ellos. En caso del mercado femenino (por llamarlo de alguna manera), las novelas suelen estar escritas por mujeres, protagonizadas por mujeres, y dirigidas mayoritariamente a mujeres. Sí, existe la literatura femenina, del mismo modo que existen la literatura infantil o la literatura homosexual, si no en términos artísticos, al menos sí en términos comerciales. A veces curioseo un foro americano sobre escritura de novela rosa, y una pregunta recurrente es por qué este subgénero muy raramente está protagonizada por hombres. La respuesta: porque las lectoras suelen ser mujeres y sería más difícil empatizar con ellas.

Pero atención: también existe la literatura masculina, y la presunción de Airam de que no la denunciaría me ha dolido: los típicos best-sellers de agentes secretos (Ludlum) o abogados (Grisham) están escritos por hombres, protagonizados por hombres, y dirigidos a hombres.

No es que esta sectorización haga al típico best-seller ni mejor ni peor como forma de entretenimiento. Los hace más comercializables (si tal palabro existe), porque los hace más predecibles, y al comprador le gusta saber que  aquello por lo que paga es lo que espera. Recordad que no es bueno frustrar las expectativas del lector, y las expectativas ya comienzan en un nombre famoso. Imagina que compras lo último de Allende y te encuentras un ensayo sobre Guantánamo o una colección de historias cortas de ciencia-ficción; imagina el número de lectoras frustradas.

Esta predictibilidad forzada de los autores best-sellers les quita a menudo capacidad de sorpresa o de inventiva. Se sienten cómodos en sus clichés (o se ven obligados por sus editores a cumplirlos). Personalmente, la falta de sorpresas no me motiva como lector, pero eso no desmerece de estos autores. Cada uno de ellos y de ellas tienen oficio a sus espaldas como para enterrarme en títulos hasta hacerme callar, y le han dado más horas de entretenimiento a millones de lectores de las que cualquier artistilla con aspiraciones  (como yo) podría soñar. Así que si te gusta Allende, lee a Allende. Yo en cambio tengo en lista de espera mis últimas adquisiciones de Pynchon, Hemingway, Machen y Alan Moore (¡curiosamente todos hombres, ahora que me fijo!), y me despierta más curiosidad no saber lo que voy a encontrarme.

¿Somos lo que leemos? ¿O leemos lo que somos? Y tú, amigo lector, amiga lectora: ¿quién eres y qué tienes en el estante?

Sesión 17: Caracterización II

Ya está disponible la sesión 17 del podcast. Con ella se cierra el doble podcast sobre Caracterización, el bloque completo dedicado a Personajes y toda una etapa del Taller, al quedar cubiertos los temas elementales sobre creación de ficciones. A partir de la próxima sesión tendremos mucha más libertad para hablar de todo aquello que  los oyentes quieran proponer. Espero que os guste.