Estas navidades he hecho muchas cosas, pero hoy voy a hablar sólo de una: vi «Un Perro Andaluz« (1929), de Buñuel. Por cierto: hay que verla.
En cierta secuencia, el protagonista abre la mano y de un agujero en la palma empiezan a salir hormigas.
Cincuenta y siete años después, la crítica se quita el sombrero cuando David Lynch tira una oreja en el césped y la cubre de hormigas en «Terciopelo Azul«. Lynch sabía lo que hacía. La mayoría de los espectadores, no.
Dos moralejas por el precio de una, señores:
1) No copies: recicla. Quizá no quede nada por inventar, pero quedan muchos ángulos por explorar.
2) Utiliza iconos en tus historias. No hay nada como una imagen icónica para grabarse en la mente y excitar la imaginación.
Recuerdo la escena de la mano y las hormigas. Me impacto más que la del ojo y la navaja de afeitar. Vi el perro andaluz por vez primera a la edad de doce o trece años. Luego volví a verla en el instituto. Ya toca, de nuevo!
Saludos!