Hace tiempo que no os pongo al día de mis lecturas, aunque por supuesto siga haciéndolo de forma indirecta en mi listado de lecturas recientes. Hoy no voy a hablar tanto de un libro leído como d eun libro por leer, aunque en los próximos días espero poneros al día con Hemingway, Malzieu, Conrad o McCourt.
Esta semana ha caído en mis manos, Bloguzz mediante, la última novela de Julia Navarro, y yo (generalmente más interesado en los clásicos que en la actualidad literaria) no tenía ni idea de quién era. Lo sorprendente ha sido ver la novela en grandes expositores por todas las librerías de la ciudad. Potente.
El volumen es un señor tocho de más de mil páginas. Yo esto nunca lo he entendido, la necesidad de cargar con semejantes ladrillos cuando las ediciones de bolsillo son tan cómodas. Tiene sus ventajas, claro: la letra grande y clara cansa menos la vista, y la pasta dura da sensación de importancia al objeto. Además, al haber poco texto por página, la sensación de avance es muy gratificante. Pero prefiero la comodidad de las pastas flexibles y de poder llevarlo cómodamente en el bus o a la cafetería… No sacarlo de casa desde luego va a ralentizar la lectura.
Ayer en el avión leí las primeras cincuenta páginas, y ya se pueden atisbar las características de la prosa, que serán virtudes o defectos según los gustos del lector. Por ejemplo, por la parte positiva podría destacar la claridad del texto y la fluidez de la lectura, aunque me llevo la impresión de que la autora utiliza demasiadas palabras para decir muy poco. Esto es más notable en los larguísimos diálogos que se reproducen íntegramente en estilo directo, aunque el ritmo mejora en los diarios y fragmentos narrados en primera persona por personajes distintos del protagonista inicial.
Dicho protagonista es un periodista en paro al que su tía encarga investigar la vida de una antepasada, un recurso que hemos visto repetido hasta la saciedad como arranque de novelas de gran éxito comercial como Los hombres que no amaban a las mujeres sin ir más lejos. La primera impresión es que todo le viene de cara a este periodista un poco inepto, ya que en seguida encuentra sacerdotes dispuestos a abrirle la puerta de sus archivos y familiares dispuestas a proporcionarle información, eso sí, en dosis diseñadas por ellas mismas.
Tras esas primeras páginas, la sensación es incierta. Por una parte tengo cierta curiosidad por el fenómeno de ventas y el mensaje político que pueda querer enviar esta periodista (la autora), mientras que por otra parte el periodista (el personaje) me parece un pelele sin interés, que además investiga a una persona de la que inicialmente sabemos tan poco, que tampoco despierta nuestra curiosidad. Por el momento lo más atractivo parece el retrato de nuestra historia reciente. Aunque temo que la inclinación política de la autora pueda distorsionar la realidad de lo narrado, por el momento estoy dispuesto a darle una oportunidad.
¿Y tú qué opinas?
Opino que no me suena como una gran historia. Y menos si no es un tanto portátil y si hay demasiado para leer, muy poco para entender. Te deseo suerte con la leída! Que yo desde hacia mucho hubiera dejado de leerlo :) la flojera es mucha.
Au revoir!
Violet Van Der Woude
Pues opino que dudo mucho que me la compre, por lo que comentas parece un tanto tópica, y aunque luego mejore a partir de la página 548, no estoy yo para leer mil y pico páginas llenas de insustancias.
Me la ha secuestrado mi novio y dice que es bastante insulsa, pero sigue con ella porque se entiende fácilmente y le sirve para practicar español ;DDD
La verdad es que en la mayoría de novelas muy largas, como esos Best Sellers tipo «Los hombres que no amaban a las mujeres», suele suceder lo mismo, es decir, demasiadas páginas para decir poco o muy poco. Y digo suele porque no siempre es así, una de las últimas novelas extensas (960 páginas) que he leído es «La noche de los tiempos» de Antonio Muñoz Molina, uno de mis escritores españoles contemporáneos preferidos. Se trata de una obra ambiciosa, muy bien escrita, dinámica, de lectura entretenida (al menos para mí), con una sintaxis excelente. Muchas veces perdemos el tiempo… Leer más »
Decía una amiga: «En general, la literatura española contemporánea me resulta cansina. Son cansinos Javier Marías, Maruja Torres, Rosa Montero, Almudena Grandes, Rosa Regàs, Ángeles Caso, Juan Manuel de Prada, Pérez-Reverte y un largo etcétera. Malos no. Cansinos.» Parece que podemos añadir a la lista a doña Julia Navarro.
No he leído ni a Muñoz Molina ni a Bolaño. Sí creo haber leído a Toni Morrison en una asignatura sobre literatura de minorías, pero hace más de una década de eso y no me acuerdo…
Pues si tu amiga piensa así, por algo será, ja ja. La verdad es que como dice el tópico, sobre gustos no hay nada escrito. También están los que piensan que «La sombra del viento» es el mejor libro que han leído en su vida (me abstengo de hacer comentarios sobre esta afirmación) A mi también me resultan cansinos algunos escritores. Juan Manuel de Prada, más que cansino, me resulta pedante y pretencioso, como si tuviera la imperiosa necesidad de impresionar o sorprender al lector con cada párrafo que escribe, obligándose a emplear palabras poco habituales y metáforas a diestro… Leer más »
Decir que la literatura española contemporánea es cansina, sin añadir nada más, resulta un poco abstracto; al igual que esas descripciones abstractas de las que habla Alex en uno de sus últimos podcasts. En primer lugar habría que saber lo que esa chica entiende por cansino. Sería necesario también conocer su nivel cultural y el tipo de novelas que suele leer. Imaginemos a alguien que sólo lee BestSellers americanos de terror e intriga. Si a esta persona le prestas una novela de Cortázar, Antonio Gala o Javier Marías, te la va a devolver en cuanto lea las primeras páginas, diciéndote… Leer más »
De eso habla un poco la nueva sesión del podcast: ¿quién soy yo para decirle a nadie cómo tiene que escribir sus libros? ¡Si los que más se venden nunca me gustan! A veces nos preguntamos cuál es la manera «correcta» de hacer las cosas, de ESCRIBIR las cosas, cuando en realidad lo único que necesitamos es encontrar NUESTRA manera de contar nuestra historia.
La sesión 22, por cierto, ¡ya está disponible!