Última consulta pendiente de Sergio Mora:
Para ir madurando, ¿sería conveniente una progresión de menos a más en cuanto a escribir primero microrrelatos, después relatos cortos, más adelante relatos algo más largos, etcétera, hasta llegar a la novela?
Más que para ganar experiencia, yo diría que ese proceso te puede ayudar a ganar confianza. Enfrentarte a una pieza corta te enseñará las dificultades del proceso, y concluirla te demostrará de lo que eres capaz.
Por el camino aprenderás cosas, claro: escribir un microrrelato te enseñará a ser claro y conciso; darle estructura a un relato te ayudará a darle estructura a una escena que forme parte de algo mayor.
Pero para adquirir esa confianza de la que hablaba, lo más importante es sentirte cómodo con lo que estás haciendo. Si quieres empezar directamente con una novela porque la historia que tienes en la cabeza es lo bastante larga, ¡adelante! Detenerte a hacer «ejercicios» podría acabar convirtiéndose en un bloqueo para tu vena creativa, en lugar de un incentivo.
Empieces por donde empieces, ya lo he dicho antes: a escribir se aprende escribiendo. Los guionistas profesionales suelen decir que uno no empieza a dominar el oficio hasta que ha escrito mil páginas. Mil páginas son unos diez largometrajes escritos y probablemente inrodados (cuando no inrodables). Ya lo dijo el poeta: ¡se hace camino al andar!
Muy buen consejo, Álex. Yo al principio me sentía un poco mal por meterme a escribir en serio con una novela larga larga (casi mil páginas). Pero siete años después la he terminado y he aprendido muchísimo igual.
¡Mil páginas en la primera novela! No me extraña que hayas tardado años en completarla, ¡enhorabuena!