Ayer vi al fin el documental «The Mindscape of Alan Moore«. En pocas palabras, el film recoge declaraciones exclusivas del genial escritor aderezadas con imágenes psicodélicas.
No sabía qué esperarme de este trabajo, y aún después de verlo no sé muy bien lo que pensar de él. Las imágenes son en su mayor parte irrelevantes, decorando más que ilustrando las palabras del autor. El mismo contenido se podría haber traducido quizá más fielmente como un podcast o una entrevista radiofónica, pero imagino que el público potencial, fan de Alan Moore y por tanto lector de cómics, agradecerá el componente audiovisual.
Los contenidos tocan brevemente puntos muy diversos. Moore se presenta con una breve semblanza autobiográfica, continúa con un repaso de la evolución de sus trabajos y concluye con el auténtico núcleo del documental, su filosofía sobre nuestra sociedad y nuestra cultura, tocando temas como el arte o la religión. Quizá el mayor defecto del documental es que abarca tantos temas trascendentes en tan poco tiempo que todos ellos carecen de profundidad. Aunque al menos he podido comprender al fin a qué se refiere Moore cuando se autodenomina «mago», si bien dejaré esa explicación para quienes quieran ver el video.
Quien busque en «The Mindscape…» un análisis de sus obras o sus métodos de trabajo se sentirá decepcionado, ya que son asuntos que se tocan sólo superficialmente. Pese a todo, me descubrí tomando notas y copiando citas para su futuro uso en el taller.
En cambio, quien admire las ideas que Moore explora en sus trabajos, encontrará muchos temas en los que pararse a pensar. Personalmente, y aunque recientemente criticaba a los «profetas» de nuestra era, Moore me ha parecido una mente preclara con una visión única del mundo en que vivimos. «The Mindscape…» quizá no me ha abierto el apetito tanto por escribir como por aprender… lo cual siempre es bueno para cualquier escritor.
No es tarea del artista darle al público lo que quiere. Si el público supiera lo que necesita, entonces no sería público: serían artistas. La tarea del artista es darle al público lo que necesita.
Grande Alan Moore. Siempre me ha recordado a Ian Anderson, cantante de Jethro Tull, por las greñas y las barbas.
A un compañero de la oficina le acaban de regalar From Hell autografiado. Estoy que me muero de envidia.