El papel del guionista de videojuegos

Entre las muchas consultas que nunca respondo (pero tampoco olvido), una que se suele repetir es en qué consiste el guión de un videojuego. La respuesta es muy amplia: Pac-Man (el «comecocos») no tiene guión, mientras que el estudio detrás de Beyond: Two Souls (PS3) lleva meses presumiendo de su guión de 2000 páginas (frente a las 100 de un largometraje normal).

Rhianna Pratchett (sí, la hija de Terry «Mundodisco») resume bien en esta entrevista el papel variable y flexible del guionista de videojuegos.

«Los juegos funcionan de una manera muy diferente a otros medios de entretenimiento. Normalmente la mecánica de juego, el diseño de niveles y el arte se conciben primero por los desarrolladores […] Me llaman para un proyecto cuando lleva un año o dos en desarrollo, y me dan los elementos existentes para trabajar. Eso puede suponer una sinopsis y algunas biografías de personajes (como en Tomb Raider) o que el juego al completo ha sido diseñado sin una narrativa en mente (lo podemos ver en Mirror’s Edge). Mi trabajo consiste en tomar lo que hay, rellenar los huecos, coserlo todo junto y hacer que funcione con las mecánicas del juego.»

Fuente: indie-o-rama

Podcast sobre manga en España

Lo prometido es deuda y ya tenemos aquí la sesión 25 del podcast, una sesión muy especial ya que tenemos como invitadas a mis paisanas Xian Nu Studio, profesionales del cómic manga que comparten con nosotros su experiencia en una extensa entrevista.

Irene Díaz y Laura Moreno presentan estos días su nuevo trabajo Bakemono en el Salón del Manga de Barcelona, abriendo la nueva línea Gaijin con que la editorial Glénat dará salida al mejor manga hecho en España.

El podcast y todos los detalles, aquí.

Sebas Martín (y 7) Consejos

(viene de aquí)

Los formatos de guión para cómic también parecen variar, recuerdo haber leído acerca del formato Marvel (el guionista cuenta lo que pasa, y el dibujante lo estructura como quiere) y el formato DC (que detalla la estructura de cada página y cada viñeta). ¿Qué formato se utiliza en España?

El mismo que los americanos que no hacen superhéroes y el resto de Europa. El guionista primero crea su argumento, hace con él una estructura narrativa y empieza a guionizarlo, componiendo un guión técnico en el que especifica el plano, lo que se ve en la viñeta y los diálogos. La parte de especificación de la viñeta puede ser más o menos completa, dependiendo de la relación guionista-dibujante.

Entretanto, también el guionista habrá desarrollado los personajes por escrito. Este es un trabajo muy interesante y si ambos, guionista y dibujante, pueden hacerlo juntos, el resultado es mejor. Para mí es un verdadero misterio cómo con tanta gente trabajando en una historieta de DC o Marvel, se llega a entender algo.

Me decías antes que siempre acabas por completo el guión antes de dibujar nada. ¿Utilizas también este formato, o al ser para ti mismo lo puedes hacer más relajadamente?

Pues mira, yo siempre trabajo como si mi guión fuera para un tercero. Piensa que guionizar cien o más páginas lleva tiempo y que a veces, cuando vas por la página 50 has olvidado cómo veías las viñetas de la 15. Por eso lo detallo todo. Eso sí, luego me permito la licencia de hacer los cambios que considero oportunos.

Como decíamos antes, es relativamente fácil aprender los conceptos básicos sobre narrativa, o sobre guión cinematográfico, porque hay bastante material disponible… ¿Pero qué conceptos son digamos únicos del guión de cómic? ¿Cuál sería el temario de uno de tus cursos, los puntos fundamentales a tener en cuenta?

Argumentos que funcionan en cómic y los que no. Estructura y rimo del cómic. Como dividir por páginas, las secuencias y las escenas. La creación de personajes y su círculo vital, el arco de su historia. Está bien que sepamos cosas de ellos, aunque luego no figuren en el guión final. Hay que componerlos como seres reales.

También se estudia la parrilla narrativa, donde se va colocando todo aquello que queremos que suceda. Y los diálogos. ¡MUY IMPORTANTES! Luego hay que decidir una estructura de viñetas por página. No es que todas las páginas vayan a tener el mismo número de viñetas, pero sí hay que mantener un número medio. Eso está bien hablarlo con el dibujante. Yo suelo trabajar con una media entre 6 y 9 viñetas. Me es muy cómodo estructurar las acciones y las escenas con este número. Otros trabajan con más… o con menos. Eso es muy importante tenerlo en cuenta para mantener un ritmo constante en la narración.

Y ya para cerrar: ¿consejos para ese joven comiquero en ciernes?

Dedicarle tiempo. Y sobre todo y muy importante… HABLAR SOBRE TEMAS QUE SE CONOZCAN.  Si no, no se verán creíbles. Utilizar escenarios que o bien nos son cercanos o sobre los que tenemos buen conocimiento. Inspirar nuestros personajes en personajes reales, que o bien conozcamos o bien tengamos buena información. Si quieres hacer una historia sobre el mundo del boxeo en los 70, porque tu padre era boxeador en Cuenca, no lo sitúes en New Orleans porque sea más glamuroso. Que suceda en Cuenca, que lo conoces.

Agradecemos a Sebas Martín que haya querido compartir su experiencia con nosotros y le deseamos lo mejor en el estreno de «Ideas de bombero».

Y con esto damos por concluida la primera entrevista de nuestro taller literario. Espero que os haya gustado, ¡no será la última!

Sebas Martín (6) Mercado

(viene de aquí)

El cómic se suele dividir en tres grandes mercados, a grandes rasgos: americano (superhéroes, generalmente), europeo («novela gráfica») y japonés (manga). ¿También existe una división de temáticas? ¿Qué temáticas son más publicables en España?

Publicables editorialmente… la novela gráfica, tal vez. El resto son traducciones, aunque venden mucho más. Piensa que los superhéroes son cómic de consumo, hecho de manera artesanal pero un tanto en cadena. El manga es otra cosa. Aquí lo metemos todo en el mismo saco y hay novelas gráficas japonesas excelentes y muy de autor, y cómic más de consumo. Lo del cómic japonés es casi un galimatías de variaciones.

Luego tenemos el formato francés por excelencia, el álbum. Es muy hermoso, con autores excelentes, pero caro para el consumidor. También se publican pocos álbumes en España directamente, ya que para que salgan rentables las tiradas han de ser grandes y aquí las tiradas de impresión suelen ser bastante cortas.

Cuéntanos qué se demanda.

Las temáticas más publicadas son, últimamente, las que más tiene que ver con la cotidianidad, curiosamente. El resto (aventuras, ciencia ficción, histórico…) es más sencillo traducirlo.

Tenemos un gran vacío en el cómic histórico, que me encanta y que devoro. Pero casi todo lo que se publica interesante es francés, con lo que nos estamos empapando de la historia de Francia y poco de la nuestra. A ver quién se atreve a abrir esa línea… A mí me encantaría hacer algo al respecto.

Recuerdo aquellos intentos de Fernández Palacios en los 80… ¡MARAVILLOSOS!

¿Y qué puedo hacer si lo que me interesa es escribir otras historias diferentes? ¿Cómo encuentro mi nicho, o mi mercado?

Primero se trata de pasearse por las librerías, cuaderno en mano y ver que temáticas publica cada editorial. Suelen ser bastante delimitadas. No todas las editoriales publican de todo. Por ejemplo, Glenat apuesta más por la línea clara, de influencia francesa. Ponet y Astiberri por autores locales en clave de novela gráfica y un cierto tono moderno-social. Planeta los superhéroes y el estilo más americano, La Cúpula lo más comprometido, a veces, lo que nadie se atreve a publicar…

(continúa)

Sebas Martín (5) Guión y cine

(viene de aquí)

Vale, soy un escritor novel y después de leer esta entrevista ha decidido que quiero aprender a escribir guiones de cómic, ¿a qué fuentes puedo acudir? ¿Hay libros, webs? No todo el mundo tiene a su alcance una escuela (por distancia o por precio de matrícula). ¿Qué recursos recomiendas?

Lo primero… leer mucho, PERO QUE MUCHO. La mejor escuela es la asimilación. Y leer a autores diversos, para no quedarse con un estilo demasiado concreto del que después cuesta desprenderse. Luego hay algunos libros interesantes sobre guión, muy recomendables, aunque todos tratan sobre el guión de cine. El guión de cómic parece el secreto del Santo Grial. Nadie se pone a hacer nada serio sobre él. Incluso en los manuales de cómic, el guión se toca sólo de pasada.

¿Es muy diferente escribir guión de cómic que escribir para otros formatos?

Lo más parecido es el sitcom televisivo, por la manera de estructurar secuencias y escenas, por ejemplo los fundidos para anuncios son como los cambios de página. El cine es similar, pero tiene otro ritmo. El teatro no se le parece en nada.

Anoté varias citas del documental de Moore, y esta viene al pelo, a ver qué opinas:

Prácticamente siempre que alguien habla de cómics se acaba enfatizando sus similitudes con el cine. Y aunque estoy de acuerdo en que un creador de cómics que conozca las técnicas cinematográficas probablemente sea mejor creador que quien no las conozca, también pienso que si sólo analizamos los cómics en función del cine, lo más que podrán llegar a ser es películas que no se mueven. Encuentro preferible centrarse en aquello que sólo los cómics pueden lograr: la forma en que una sola viñeta puede contener cantidades ingentes de información; la yuxtaposición entre lo que dice un personaje y lo que muestra la imagen.

Pues estoy bastante de acuerdo. El cómic y el cine son primos hermanos, pero no hermanos y mucho menos gemelos. La estructura es parecida pero el ritmo es otro. Piensa en las adaptaciones del cómic al cine: hay que realizar cambios para que el paso de un formato a otro funcione. Sí que es verdad, que alguien familiarizado con el cine verá la historia en «storyboard», que es en sí, un cómic. Y es cierto que las posibilidades que tiene el cómic, no las tiene el cine, al menos a nivel económico e, incluso, como formato.

¿Para cuándo «Estoy En Ello: La Película»?

(risas) Pues mira, te va a sorprender lo que te diré. Hace un año aproximadamente, una productora me pidió los derechos para trasladarla al cine. Estaban pendientes del dinero de producción que no llegó a conseguirse, pero me hubiese encantado. No pierdo la esperanza. Aunque bien mirado, pienso que como serie de televisión en entregas de 20 minutos, en plan «Friends» o «Cómo conocí a vuestra madre» o «Sexo en Nueva York», quedaría aún mejor. (risas)

Suena bien. Mira, igual cuando acabemos «Mrs. Carrington» nos lo pensamos.

Me encantaría. Me pediría hecer el casting de los protas. (risas)

(continúa)

Sebas Martín (4) Encontrar editor

(viene de aquí)

¿Cómo se encuentra editor?

Ahora internet ayuda mucho a ponerse en contacto con editores, pero yo siempre aconsejo pasearse por las ferias y los salones del cómic con un pen o unos CDs con proyectos. Lo del book en papel ha quedado un tanto obsoleto. Es más, yo no me fío de los dibujantes que me vienen cargados con la supercarpeta. (risas)

¿Y si eres guionista qué mueves? ¿Alguien lee guiones?

Yo, por ejemplo, leía guiones. Pero lo mejor es agenciarte un dibujante que te dibuje aunque sea dos páginas. Y luego presentas el proyecto completo al editor. Una sinopsis, una descripción de personajes, un par de páginas dibujadas y el guión de un primer capítulo, para que el editor vea por donde van los tiros y cuál es tu estilo.

¿Cuáles son los errores que debemos evitar?

No ir nunca con dibujos sueltos, ni esbozos, ni nada por el estilo. El editor quiere ver algo que ya se puede empezar a trabajar para su publicación, aunque al final te encargue otra cosa.

¿Y los consejos a seguir?

Una cosa que yo ahora tengo (en mi caso sólo para el extranjero) y que va de fábula es un agente. Los autores, ya sabemos hacer muchas cosas. No se nos puede pedir además, que seamos comerciales que van de puerta en puerta vendiendo su trabajo. Eso lo puede hacer el agente a cambio de una comisión que yo pago sin pensarlo dos veces.

¿Y qué más?

Comentar con compañeros de profesión el nivel de tu trabajo. A veces, esperar un par de meses puede ser muy beneficioso.

Te refieres a no precipitarse y darse tiempo de pulir el trabajo.

Si, además esto es algo en lo que el agente también te puede ayudar. Él está en contacto continuo con autores y te puede aconsejar, aparte de decirte cuándo tu trabajo está maduro. Pero tampoco hay que pasarse. No hay que pulir tanto que al final no acabemos nunca. De hecho, cuando acabas un trabajo, ya le ves defectos.

Sí, conozco la sensación… (risas)

Pues bien, lo que has aprendido, ya lo pondrás en práctica en el siguiente, tampoco se trata de rehacer continuamente.

(continúa)

Sebas Martín (3) Hacer carrera

(viene de aquí)

¿Qué tal te va a ti con el cómic? ¿Te da para vivir? ¿A qué te dedicabas antes de hacer cómics?

¡¡UFFF!! Eso casi sería escribir mis memorias. He hecho de todo… radio, trabajé 15 años como perspectivista de interiorismo, he servido copas y hasta cosas que no se pueden decir en horario protegido. (risas) Actualmente combino el trabajo de cómic puro y duro con el de profesor de guión de cómic y, esporádicamente, guionista o documentalista para TV.

La crisis ha afectado mucho al mundo de la cultura y el entretenimiento. Al no ser un artículo de primera necesidad, hemos sido los primeros en caer. Pero yo no me puedo quejar. Sigo haciendo cosas que tienen que ver con escribir y la creatividad.

Sobre la enseñanza hablaremos en un instante, pero antes hay algo que seguro interesa a los participantes de nuestro taller. ¿Cómo llegaste a ser publicado? Y casi más importante, ¿cómo consigue uno ser publicado de nuevo?

Empecé haciendo cómic erótico hetero durante la transición (ya estaba vivo entonces). Era algo muy de consumo, de una calidad infame, y buscaban a gente rápida y con buenas ideas. Los profesionales de entonces no se querían ensuciar las manos con trabajos como esos. Con ellos publiqué mis primeros comic-books.

Luego pasaron años de colaboraciones esporádicas, pero continuas. Yo me paseaba con la carpeta por las editoriales como un mendigo, pidiendo trabajo, pero nada. Nadie confiaba en un dibujante novel, en un momento en que las revistas empezaban a desaparecer del mapa. Y mi curriculum en el erotismo-basura no ayudaba. Algunos editores eran un tanto snobs. Ahora yo reivindico mis inicios con la cabeza bien alta.

Fue con Ediciones La Tempestad que empecé a publicar mis primeros trabajos largos y de temática gay (que no eróticos). El editor, Josep Maria Orteu, quería componer una antología con diversos dibujantes gay, que hicieran cada uno una historia sobre su visión de una parte de la vida gay. Yo quería coger el tema de vivir con SIDA. Había perdido a muchos amigos a causa de la pandemia y conocía bien el terreno, pero llegué tarde al proyecto y me quedé con el tema de ligar a lo loco pero quejarse de que no tienes novios. Así escribí y dibujé “Cazadores”, la primera historia donde apareció Salvador, mi personaje fetiche. La cosa funcionó y luego vino “Historias de Sitges” donde ya sólo nos partimos el pastel Guillém Medina y yo. Aún me sigue gustando la historia que hice, “Machos al sol”.

Luego, curiosamente, ya no llamé a ninguna puerta. Fueron los editores los que me llamaron, primero para «Vacaciones en Ibiza», con Laurent Schimell en el guión, y más tarde La Cúpula, con los que me he afianzado en el mercado y con los que he publicado mi trilogía más importante, “Estoy en ello”, “Aún estoy en ello” y “Los chulos pasan pero las hermanas quedan”, y con quienes voy a publicar “Ideas de bombero”, mi última novela gráfica.

Hoy ya sólo trabajas en temática gay, ¿me equivoco? ¿Es sano encontrar tu nicho?

Si, mira, hace años una amiga me preguntó qué sabía hacer que no hicieran los demás. La verdad es que hay muchos autores de cómic, pero en mi género tengo realmente muy poca competencia.

¿Y eso no te limita? ¿Se hace con convicción, o porque ya los editores no te piden otra cosa?

Soy yo quien he elegido esta temática. Es verdad que el target es más reducido, pero también es muy fiel. Y además, si yo soy gay, es normal que mis protagonistas en su mayoría lo sean. En mis cómics aparecen muchos heteros y no como una rareza. Es triste que al resto de cómics, por relacionarse los hombres con mujeres, no se les llame cómics de temática “hetero”. Y a mí, porque hago aventuras o comedia de costumbres donde el protagonista se relaciona afectivamente con otros hombres, se me coloca la etiqueta. Pero es lo que hay.

Es verdad que te puede limitar, ante lectores pacatos. Pero también la etiqueta de gay hace que se acerquen a leerte muchos gays que no hubieran cogido entre sus manos un cómic jamás.

(continúa)