Las nuevas editoriales

Abre una nueva editorial y lo primero que veo en su página web son faltas de ortografía.

No es un caso aislado. Lee uno la reseña de cualquier libro autopublicado en Amazon y, las más de las veces, se encuentra que estos autores nunca han aprendido a colocar una coma en su sitio.

Cuando Alma Jenssen llega a La Bella, la plantación de tabaco más importante de la República Dominicana, propiedad de Cristóbal Ríos, el esposo de Delia, conoce a Hans McBride(,) el capataz de la finca.

Perderme en ti, María José Tirado (actual puesto 2 de ventas electrónicas en Amazon.es)

El famoso psiquiatra Salomón Lewin ha dejado su labor humanitaria en la India, para ocupar el puesto de psiquiatra jefe del Centro para Enfermedades Psicológicas de la Ciudad de Londres.

El Círculo, Mario Escobar (actual puesto 11 de ventas electrónicas en Amazon.es)

Y no sabe uno qué pensar. Hay que alegrarse de que existan nuevos canales y de que surjan iniciativas que apoyen a nuevos autores, pero cuando ni siquiera se cuidan los textos promocionales (ese puñado escaso de párrafos que son lo primero que la gente va a leer), ¿qué se puede esperar del contenido? ¿Seguimos dependiendo de las viejas estructuras (agentes, editores) para garantizar unos filtros mínimos de calidad y atención al detalle?

Me estaré quedando anticuado, pero estas cosas me parten el corazón un poco…

Desventuras de una autora autoeditada

Os recomiendo dedicarle unos minutos a leer este enlace:

http://mercedespinto.wordpress.com/2014/04/12/captados-en-amazon-esclavos-de-la-pluma/

Aporta un punto de vista interesante al tan manido tema de la autoedición y la búsqueda de editorial.

Nanowrimo sí o nanowrimo no

Os tengo abandonados, lo sé, no creías que no me pesa la conciencia. Pero es que tampoco me pincháis, puñetas. Dejad de felicitar tanto y preguntad más. Los halagos me apoltronan, las preguntas me tiran de la lengua.

Hoy me ha tirado de la lengua, sin pretenderlo, una entrada de la amiga Marina en su blog Más sobre los lunes. Que se acerca el nano y la mujer no sabe qué hacer con su vida:

[…] estaba tan triste que pensaba: es un buen momento para escribir una novela. Me salvará de la ola de pena del otoño. Total: escribo post de mil palabras con relativa facilidad. Con escribir el doble al día podría completar las cincuenta mil. Dejo de nadar, dejo de publicar aquí a diario y ya sacaría el tiempo suficiente. No voy a dejar de escalar, que quede claro: antes no duermo.

Mola más leer el post completo. Yo no me he podido contener y he tenido que responderle. He pensado que quizá esas reflexiones también os puedan ser útiles a alguno de vosotros, y quizá animaros a que os tiréis a la piscina. ¡Feliz noviembre!

Yo he dejado de leerte desde que escribes todos los días. La vida no me da pa tanto blog. Hoy he visto que tenía 16 entradas pendientes tuyas y he estado a punto de borrarte de mi Google Reader (total, las entradas bonitas ya las comparten puntualmente mis amigas). Te has librado porque has escrito sobre el Nano. Resumiendo, que si dejas de escribir todos los días, yo tan feliz. Prefiero leerte destilada a ahogarme y no leerte.

Yo solo hice el nano un año, y abrí un blog aparte, privado y por invitación, donde subía un capítulo cada día o dos para que los amigos leyeran y comentaran. Eso me animaba a escribir, porque no lo hacía solo para mí, tenía un público entusiasta que pedía más, que quería saber cómo seguía la historia. Aunque mi determinación flaqueara, no podía dejarles tirado. Ni que decir tiene que llegué puntualmente a las cincuenta mil palabras (concretamente, todavía lo recuerdo, acabé en 51.111).

Los blogs pasan, las novelas quedan. Poco a poco he ido puliendo aquel nano y lo tengo presentado a un certamen. No creo que gane, porque por mucho que lo he pulido, la estructura sigue siendo un poco regulera. Pero lo que yo he aprendido, eso no me lo quita nadie. Y la novela terminada, tampoco.

Pero ante todo: escribe lo que te apetezca.

 

Coppola

Este hombre acaba de ganar varios puntos en mi escala de admiración con esta entrevista.

Arte: Si vas hoy a un productor y le dices que quieres hacer una película que nunca se ha hecho antes, te echa a la calle porque quiere hacer la misma película de siempre, la que ha generado ingresos. Pero un elemento esencial del arte es el riesgo. Si no arriesgas, ¿cómo vas a crear algo realmente hermoso que no se haya visto antes?

Escribir un guión: Un guión debe ser como un haiku, conciso y claro. Minimalista. Porque cuando se haga la película, el director escuchará a los actores y al director de fotografía, que aportan grandes ideas, y luego hará lo que crea mejor. El cine es colaboración.

Dinero: Yo tengo otro empleo. Hago películas, pero me gano la vida en la industria vitivinícola. Trabajas en lo tuyo y te levantas a las cinco de la mañana para escribir tu guión. Hace 200 años, si eras compositor, la única forma de ganar dinero era viajar con la orquesta y dirigirla, porque entonces te pagaban como músico. No había grabaciones, no había royalties. Esta idea de la estrella del rock que se hace rica podría desaparecer, porque en esta nueva era quizá el arte sea gratuito. A lo mejor los jóvenes tienen razón y sí que tienen derecho a descargarse música y películas. Me van a fusilar por decir esto. ¿Quién ha dicho que los artistas tienen que ganarse la vida, que el arte debe costar dinero? Es mejor desconectar esas dos ideas.

Sobre este último punto, Neil Gaiman también tiene algo que decir (en La Cueva del Lobo han traducido unos fragmentos de sus declaraciones):

Los tiempos están cambiando. El debate continúa.

Español al día

Cuando la RAE ha presentado sus nuevas reglas de ortografía, la prensa y los blogs se han llevado las manos a la cabeza (véanse El País, 20 Minutos o La Gran Época por poner unos ejemplos). No son conscientes de que la mayoría de los supuestos cambios ya hace tiempo estaban recogidos en el diccionario («Su nombre es i griega o ye«) o venían recomendados en el Panhispánico de Dudas (como escribir guion sin acento).

Tampoco hay que olvidar que existe otro diccionario importantísimo en la lengua castellana que es el María Moliner, cuyos preceptos no siempre coinciden con los de la Academia. Cuando escribo unas líneas no tengo acceso a un ejemplar, pero creo recordar que en él ya se recomendaba el uso sin acentuar de «solo» en todos los casos. De hecho, por poner un ejemplo, en los juegos de Nintendo ya hace años que se escribe así sistemáticamente, y estamos hablando de una de las empresas que más miman sus traducciones. Y nadie ha protestado, todo hay que decirlo.

Yo personalmente sigo escribiendo guión, y griega y sólo(cuando equivalente a solamente), así que no defiendo las propuestas. Pero que nadie se escandalice por las novedades, porque no tienen nada de nuevas.

Sesión 24: Agentes Literarios

Taller   Literario

Ya tenemos lista la sesión número 24 del Taller, dedicada en esta ocasión a los agentes literarios, entre otros temas.

      Sesión 24: Agentes

Contenidos:

  • Repaso de los dos últimos meses en el blog
  • Limitaciones de los certámenes literarios
    – escasa distribución
    – ausencia de servicios editoriales
  • Revistas culturales
  • Agentes
  • Envíos
    – carta de presentación
    – sinopsis
    – primeros capítulos
  • Contacto directo con editores

En la página de la sesión tenéis todos los detalles así como el enlace de descarga.

Sebas Martín (2) Reparto de tareas

(viene de aquí)

En el taller a veces critico que todo el mundo que sabe mover una cámara o coger un lápiz, se cree que sabe también escribir. El guión se infravalora mucho. Ese reparto del 70% dibujo, 30% guión me parece muy desequilibrado.

Es natural. El trabajo creativo del guionista es muy importante, pero se puede hacer una página de guión en 10 minutos si ya tienes la estructura clara, mientras que dibujarla te puede llevar un día o más.

Una página de guión se tarda 10 minutos en escribir físicamente pero ¿todo el proceso mental que hay detrás no cuenta? ¿No es un poco falacia decir que el guionista hace menos trabajo?

¡¡Lo es!! Para mí, aunque tarde más, dibujar una historia es mucho más fácil. Es sólo ponerme en la mesa y dedicarle horas. Lo que cuesta es crear esa historia. Pensar en el tema, la estructura, el nudo, el desenlace, dividirla en secuencias, escenas, viñetas, dialogarla. Ese es el verdadero mérito de que una novela gráfica funcione o no. Una historia mala con un dibujante excelente se venderá, pero sólo la primera, por el mérito del dibujante. Si las historias siguen siendo malas, ningún lector se interesará por ellas. En cambio, una buena historia con un dibujante simplemente correcto puede enganchar al lector entrega tras entrega.

Y estos guionistas que no dibujan, ¿cómo lo tienen para encontrar dibujantes que no estén ya ocupados escribiendo sus propias historias?

Hay dibujantes que lo intentan y más valdría que lo dejaran. Aquí no diré nombres, que no es cuestión de crearse enemigos [risas]. Pero también hay muchísimos dibujantes que no guionizan. De hecho, la mayoría. ¿Conoces la revista “Claro Que Sí”?

Sí, leí algunos números. Eran muy irregulares, pero había piezas interesantes.

Seguro que las mejores eran las de tándem guionista-dibujante.

¡Seguramente! [risas]

En la revista tenía a dibujantes INCREÍBLES que no hacían nada de guión, como Hokane o Tony Saldaña. Yo adoro el trabajo de Moebius o de Juan Giménez, por ejemplo, pero me encanta cuando dibujan los guiones de Jodorowsky.

Entre los cazatalentos cinematográficos existe una tendencia a pensar que el guionista-director va a crear obras más interesantes, más «de autor» que si esos roles los cubren dos personas distintas. Personalmente pienso que si ambos creen en la historia (si no son trabajos de encargo), es mejor que sean dos personas distintas que sepan hacer bien cada uno lo suyo. ¿Pasa algo así en el mercado editorial?

Si, es verdad lo del trabajo de autor. Pero hay tándems que funcionan muy bien y también es trabajo de autor… de autores, mejor dicho. Suelen ser guionistas y dibujantes que trabajan muy unidos, a quienes interesan las mismas cosas e historias. Los trabajos de encargo son otra cosa. Ahí interviene más la artesanía que la autoría. Pero la novela gráfica no trata de superhéroes, ni mundos suspendidos en gravedades cero o cosas de más consumo. Suelen ser más personales. Aquí, que la historia te salga de las tripas es muy importante.

(continúa)